RUT
EL EVANGELIO ES PARA TODOS
Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo… y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. Rut 4:13, 17.
Dios escogió un pueblo que sería grande, porque de ese linaje nacería el Mesías Redentor. Fue el pueblo hebreo, el que pronto olvidó su cometido.
Cuando Dios le dijo a Abraham: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra” (Génesis 22:18), estaba diciendo que un descendiente de Abraham, el Mesías Cristo, surgiría de aquel pueblo para bendición de las naciones. Vez tras vez, Dios asegura que la buena noticia de salvación, con todas sus bendiciones, no es solo para algunos sino para todos.
La historia de Rut lo confirma. Una hija de un pueblo enemigo de Dios se une a un descendiente de Abraham y es injertada en el árbol genealógico de David, de quien vendría el Mesías. La grandeza del evangelio estriba en que Dios toma lo que no es para que sea, y levanta hijos a Abraham de donde no los hay.
La palabra “evangelio” significa “buenas nuevas”. Día a día recibimos buenas noticias, pero la mejor noticia es que un día, cuando tú y yo “estábamos muertos en nuestros delitos y pecados”, Dios envió a Jesús para que tomara nuestro lugar y muriera para darnos vida (Efesios 2:1,5).
La historia de Rut demuestra que el evangelio es inclusivo, no exclusivo. No es propiedad de una iglesia que se cree dueña de la verdad, ni de un dirigente que lleva años sentado en una silla de poder. El evangelio es de Dios y es para todos. Así lo expresa la declaración bíblica más conocida: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Querida amiga, Dios no está enojado con nosotras. En su amor permitió que Jesús viniera como Hijo a morir para redimirnos y reconciliarnos con nuestro Padre celestial.
¡Cuánto amor! ¡Cuánta misericordia! ¡Gloria a Dios, pues el evangelio es para todos! –LCh