TESTIFICACIÓN
Corre, habla a ese joven. Zacarias 2:4.
Siempre que me encuentro con Andrés, lo veo llevando a alguien a Cristo.
Él mismo dejó todo por seguir a Jesús.
No es fácil seguir a Jesús, pues Jesús requiere toda nuestra vida, toda nuestra lealtad, todo lo que somos y tenemos. Andrés lo entendió.
Andrés invertía en el negocio de la pesca. Todas las noches salía a pescar, hasta que Jesús lo encontró a orillas del mar de Galilea y lo llamó a seguirlo. Andrés dejó sus redes y su barca y se fue con el Maestro. Su hermano Pedro también (Mar. 1:16-18).
Siempre que Andrés aparece en los evangelios se lo ve llevando a alguien a Jesús. Primero llevó a su hermano Pedro. Andrés y Juan fueron los primeros en seguir al Maestro. Ellos habían sido discípulos de Juan el Bautista, ahora eran discípulos de Jesús. Pero Andrés no se guardó la bendición solo para sí, fue por su hermano Simón (Juan 1:40, 41). Andrés había ganado a su hermano para Cristo. Juan fue por su hermano Santiago e hizo lo mismo.
Los cuatro amigos estuvieron con Jesús por un tiempo. Varios meses después, ellos estaban pescando y Jesús llegó, les llenó la barca de peces, y los llamó a irse con él para no regresar. Después, vemos a Andrés llevando a Jesús un niño con cinco panes y dos peces. Con ese almuerzo, Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños, quienes habían estado con él todo el día (Juan 6:1-11).
Cuando se avecinaba la pasión del Señor, Andrés aparece de nuevo, llevando unos griegos a Jesús. Los griegos habían ido a Jerusalén para la fiesta de la pascua. Habían oído mucho acerca de un Maestro poderoso en palabra y en hechos milagrosos y deseaban hablar con él. Andrés los llevó (Juan 12:20-22). En realidad, fue Felipe quien se encontró con los griegos, pero Felipe no tenía suficiente fe en Jesús, y se apoyaba en Andrés.
Procura ser como Andrés. Si no te atreves, haz lo que hacía Felipe: busca un Andrés que te ayude a llevar a otros a Jesús.