MISIONEROS

«En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia» (Hechos 10:34-35).

Si un extraño te describe a una persona corpulenta, resistente y con cualidades de mando, y después te pide que decidas si se trata de un oficial militar o de un piadoso misionero, ¿cuál de las dos opciones eliges? ¿Favoreces la opción del oficial militar? Muchas personas lo harían porque tal descripción coincide más con el prototipo de un militar que con el de un misionero. Pero basarse en los prototipos puede obstruir la consideración de otros aspectos relevantes. Así lo demostró el reconocido psicólogo cognitivo Daniel Kahneman en su trabajo sobre el juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre, galardonado con el Premio Nobel en 2002.

De hecho, el apóstol Pedro y algunos hermanos de Jope quedaron atónitos al notar que el Espíritu Santo era derramado sobre personas que no coincidían con sus perfiles. Pocos israelitas de aquel entonces se hubiesen imaginado que Cornelio, un centurión romano, pudiese ser visto simultáneamente como un potencial misionero. No obstante, este centurión de la compañía llamada la Italiana también era un hombre piadoso y temeroso de Dios reconocido por sus oraciones y dádivas (Hechos 10: 1-2). Y cuando Pedro le predicó acerca de Cristo, lo aceptó como su salvador personal, compartiendo al mismo tiempo las buenas nuevas con familiares y amigos.

¿Te has puesto a pensar cuál es el prototipo de misionero al que estamos acostumbrados? ¿Se trata de un sacerdote o de un pastor? ¿A quién enviará Dios para llevar el mensaje de salvación a los miles de millones que aún no lo conocen? ¿De qué manera lo hará? ¿Utilizará los métodos tradicionales de evangelización o nos sorprenderá como lo hizo al inicio de la iglesia cristiana?

La cita bíblica de hoy refiere la conclusión del apóstol al ver el compromiso de Cornelio: «En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia», «En esta etapa final de la obra en la que el Señor actuará en una forma muy diferente de la acostumbrada, contraria a todos los planes humanos. […] Dios empleará formas y medios que nos permitirán ver que él está tomando las riendas en sus propias manos. Los obreros se sorprenderán por los medios sencillos que utilizará para realizar y perfeccionar su obra en justicia» (Eventos de los últimos días, pág. 173).

Te invitamos en este día a orar por aquellos misioneros que el Señor llamará para realizar y perfeccionar su obra en los lugares más remotos del mundo.