EL OBJETOR DE CONCIENCIA
“Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo” (Génesis 9:6, NVI).
Fue adventista. Mel Cibson dirigió una película sobre su vida. Nacido en un hogar cristiano, Desmond T. Doss, después del bombardeo a Pearl Harbor, fue enlistado en el ejército, aunque no estaba de acuerdo con portar armas ni matar. Se registró como objetor de conciencia, y fue asignado a servir como paramédico en el Regimiento 307 de la División 77 de Infantería.
Por negarse a portar armas, fue constantemente burlado y despreciado por los demás soldados. Pero, su valentía para salvar la vida de otros soldados le ganó el respeto de todos. Durante su servicio en el ejército, repetidamente arriesgó su vida para salvar la de sus compañeros. En Okinawa, cuando su División cayó bajo una emboscada, se negó a refugiarse del fuego enemigo. Rescató a casi ochenta soldados heridos, cargándolos uno por uno y bajándolos por una escarpada pendiente. No cesó hasta que todos estuvieron a salvo, doce horas después.
Mientras socorría a otros soldados, una granada lo hirió en sus piernas y recibió un proyectil en el brazo. Cuando fueron a rescatarlo en camilla, advirtió que otro soldado estaba en peores condiciones y pidió que lo llevaran en su lugar.
Después de la guerra, el 12 de octubre de 1945, el presidente de los Estados Unidos Harry Truman condecoró a Desmond Doss con la Medalla de Honor del Congreso de los Estados Unidos. Durante la ceremonia, Truman dijo a Doss: “Estoy orgulloso de ti; realmente te lo mereces. Lo considero un honor más grande que ser Presidente”.
El 4 de julio de 2004, se colocó una estatua de Desmond Doss en el Museo Nacional del Patriotismo en Atlanta, junto con las de Martin Luther Kingjr., el presidente Jimmy Cárter y otros héroes nacionales. Ese mismo año, se lanzó el documental “El objetor de conciencia”, que contaba su vida. El 23 de marzo de 2006, Doss murió.
Desde la guerra de secesión en los Estados Unidos, nuestra iglesia tomó la postura de no participar activamente en guerras o disputas bélicas. En caso obligado de hacerlo, la iglesia aconseja ser objetor de conciencia y negarse a portar armas, considerando que la Biblia enseña que la vida es sagrada, un don de Dios, y que ningún ser humano debe quitar la vida de otro ser humano, sin importar las circunstancias.
Hoy, decide comprometerte con la vida, la restauración, y la construcción de puentes de amor y amistad, en lugar de enlistarte en una guerra que no es tuya y que responde a los intereses del diablo, más que de Dios.