CRISTO TRIUNFARÁ EN EL CONFLICTO FINAL
«El diablo, que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 20: 10).
LA BATALLA es fuerte en el conflicto final entre Cristo y Satanás. Este ya está derrotado y a pesar de eso, sigue haciendo la guerra a Dios y a su pueblo. Por más que se esfuerce ya está perdido. Aun así, engañará si le es posible a los escogidos. Por eso debemos estar en guardia, velando y orando para no entrar en tentación, porque sus armas mortales son el desánimo, la tibieza en la vida espiritual y la distracción rumbo al cielo.
En Apocalipsis 19: 1-6, encontramos el canto de victoria sobre Babilonia y la fiesta que se celebrará por la liberación del pueblo de Dios. Los habitantes del cielo son los primeros en regocijarse por el triunfo de Cristo y de su iglesia. La derrota más grande de Satanás será que todo el juicio será en su contra, después de haber pronunciado juicio contra el pueblo de Dios e intentar destruirlo.
La sentencia de Amán para destruir al pueblo judío en tiempos del rey Asuero (Ester 7: 10), se volteó en su contra y la horca que había hecho para Mardoqueo fue para él. Así pasará con Babilonia y Satanás, que dictaron sentencia contra el pueblo de Dios (Apocalipsis 13: 15), pero sufrirán la misma suerte que habían planeado para él. Se ejecutará la sentencia divina (Apocalipsis 20: 10) y serán lanzados al lago de fuego y azufre para nunca más levantarse. Las tinieblas habrán llegado para ellos y la luz maravillosa de la gloria de Dios para su pueblo.
En medio de la crisis de esta guerra espiritual, de este conflicto inminente contra las fuerzas del mal, Cristo está presente, con nosotros, sosteniendo el brazo de la fe para obtener la victoria final con él y regocijarnos con los seres celestiales en la gran celebración de la victoria de Cristo. Es la única puerta de entrada al cielo.
Cuando le entregamos a Dios todo lo que somos y lo que poseemos, y pasamos por situaciones peligrosas que nos ponen a prueba, y entramos en contacto con Satanás, deberíamos recordar que ganaremos la victoria contra el enemigo en el nombre y con el poder del Vencedor. Cada ángel recibirá la orden de acudir a nuestro rescate cuando dependemos de Cristo, en lugar de permitir que seamos vencidos (E. G. White, A fin de conocerle, pág. 263).