BOB MATHIAS
Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy. Mateo 6:34.
¿AIguna vez conociste a una persona aprensiva? Es alguien que se preocupa mucho, especialmente por cosas sin importancia. Es una persona ansiosa, particularmente acerca de situaciones que no puede cambiar. Arruga la frente, se frota las manos y mira con ojos angustiados mientras pregunta: “¿Qué voy a hacer sobre el mañana?”
Bob Mathias, dos veces ganador de la medalla de oro en decatlón, definitivamente no era una persona aprensiva, aun cuando tal vez tuvo razones para serlo. Su primer concurso del decatlón Olímpico se llevó a cabo en el Estadio Wembley de Londres, en medio de una lluvia torrencial. El joven, de 17 años de edad, tenía que competir en las peores condiciones ambientales, en las que primaron el barro y la neblina, contra hombres mayores y más experimentados.
El rendimiento de Bob el primer día fue bastante pobre. A decir verdad, derribó el travesado dos veces durante el salto en alto. Perdió puntos en el lanzamiento de bala porque pisó fuera del cuadro en el lado equivocado. Terminó el día en tercer lugar, muy por debajo de los concursantes de Argentina y de Francia.
A pesar de los contratiempos, Bob salió del vestidor y saludó a sus padres con una amplia sonrisa de victoria dibujada en sus labios.
-Allí estaré, en el estrado del ganador, para conseguir una medalla. ¡Ya lo verán!
-Te ves un poco mal, hijo -le dijo su padre moviendo la cabeza-, ¿No estás preocupado?
-¡No! No me dan puntos por preocuparme -le respondió Bob.
Esa noche, Bob se acostó temprano y descansó bien. Al día siguiente, dedicó toda su energía al lanzamiento de la jabalina, a efectuar el salto en largo y a la carrera de 1.500 metros. Al final del día, le dolían todos los músculos, tenía mucho frío y estaba empapado. ¡Pero había obtenido la medalla de oro!
Las medallas de oro no se ganan preocupándose. Toda la preocupación del mundo no le hubiera subido un solo punto a Bob. De la misma manera, tus preocupaciones y quejas no te acercarán un solo centímetro a la meta de tu vida. Por lo tanto, deja de preocuparte, y dedica tus energías a ser un triunfador.