ORAR COMO ELISEO
«Oró Eliseo, diciendo: “Te ruego, Jehová, que abras sus ojos para que vea”. Jehová abrió entonces los ojos del criado, y este vio que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo» (2 Reyes 6: 17).
EL REY DE SIRIA estaba en guerra contra Israel. Reunió su consejo de guerra para establecer las estrategias bélicas. Les indicó todos los lugares por donde iban a llegar para destruir al ejército de Israel. Sin embargo, no lo encontraron en ningún lugar. Esto levantó sospecha al rey de Siria, y se turbó por lo que estaba sucediendo. Llamó a su consejo de guerra de nuevo y lo acusó de pasar información al rey de Israel. Uno de sus siervos respondió: «No, rey y Señor mío, el profeta Eliseo, que está en Israel, es el que hace saber al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu habitación más secreta» (2 Reyes 6: 12).
Eso era verdad. Eliseo recibía de Dios toda comunicación y la trasmitía al rey de Israel. De esta manera, su ejército podía tomar otro camino. El rey de Siria se enojó tanto, que en lugar de seguir la guerra fue en busca de Eliseo. Envió un gran ejército a Dotán, con caballos y carros, para tomarlo vivo o muerto. Al llegar, por la noche, sitiaron la ciudad.
El nuevo siervo de Eliseo, al levantarse de mañana, vio al ejército Sirio que estaba por todos los alrededores. Le dio tanto miedo, que corrió hasta el profeta, temiendo que nadie pudiera librarlos; a lo que Eliseo respondió: «No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos» (2 Reyes 6: 16). Eliseo evidenció la confianza que debemos tener en Dios. Luego, oró para que su siervo pudiera ver el ejército de ángeles que los defendían y que eran más numerosos que sus enemigos. Cuando Dios abrió los ojos del siervo, este vio el monte que estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo.
Nosotros también debemos ser conscientes de esta realidad. Hay ángeles que nos cuidan y son más numerosos y poderosos que los demonios. No debemos tener temor, porque el ángel del Señor está a nuestro lado. Oremos como oró Eliseo, con la plena confianza de que Dios responderá en el momento y extenderá su brazo para librarnos.