“Así Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia” (Gálatas 3: 6).
Pablo equilibra la experiencia subjetiva con la evidencia objetiva. No evaluamos la Palabra por nuestra experiencia, antes juzgamos nuestra experiencia a la luz de la Palabra. El apóstol presenta declaraciones del Antiguo Testamento para probar que la salvación es por medio de la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley.
Por eso, comienza citando a Moisés a fin de mostrar que la justicia de Dios le fue atribuida a Abraham solamente porque creyó en su promesa. A él le fue contado, es decir, pusieron a su cuenta un crédito de justicia que saldaba el débito del pecado. Los judíos se sentían orgullosos de descender de Abraham, pero la salvación no se hereda automáticamente. Dios tiene hijos, pero no tiene nietos. Todos necesitamos nacer como hijos de Dios.
Por medio de Abraham la salvación fue prometida a todas las naciones, por eso Pablo llevó ese evangelio a los gálatas: los pecadores son justificados por medio de la fe, y no por guardar la Ley.
Pablo cita Habacuc 2:20 y dice que el justo por su fe vivirá. Este pasaje fue el corazón de la Reforma Protestante. El Espíritu Santo inspiró tres libros para explicar esa declaración. Romanos se refiere al “justo” como aquel pecador que es justificado; Gálatas enseña que el “justo” vivirá; y Hebreos, cómo se realiza eso: por fe. Es decir, no es por la Ley.
Los legalistas querían seducir con los atractivos de una religión basada en las obras de la Ley, mientras que Pablo mostraba el gozo de una relación de amor y de vida por la fe en Cristo. Si el creyente puede cambiar la fe y la gracia por la Ley y las obras, no necesita tener comunión con el Señor. Para un verdadero judío, la bendición de Abraham viene por medio de Cristo. Para un gentil, el don del Espíritu Santo es concedido a través de Cristo.
Los judíos no crucificaban a los criminales, sino que los apedreaban; Jesús sufrió la máxima humillación al morir crucificado para redimirnos. Redimir significaba comprar un esclavo, no para usufructuarlo, sino para ponerlo en libertad. Los legalistas querían llevar a la esclavitud la redención a la libertad del hijo de Dios.
Tal vez hay en tu corazón oa tu alrededor sobrevuele algún pensamiento “fascinante” que no está basado en la Biblia. Pablo trabajó por los gálatas y también por nosotros. ¿Por qué elegir la esclavitud, cuando podemos elegir la libertad? que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero con la ayuda de Dios podemos impedir que hagan nido ”(Martín Lutero).