ELECCIONES
“…he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11).
Mi esposa, Adriene, es mi gran apoyo en el liderazgo y en el ministerio. Después de casi 27 años de casados, su cariño, compromiso y consagración continúan marcando una gran diferencia en mi vida. Por eso, hoy es ella quien escribe.
La vida está hecha de elecciones. Algunas son sencillas y otras bastante complicadas; los pequeños errores pueden dar lugar a grandes problemas. Por eso, no podemos desentendernos del apoyo y la orientación de Dios cada día.
Cuando nos mudamos a Brasilia, éramos muy jóvenes, y nuestro hijo Matheus tenía solo tres años. Yo sabía que la vida sería muy diferente, pues mi esposo viajaría mucho. Los primeros meses no fueron fáciles; sin embargo, una vecina con más experiencia me dio un consejo que marcó la diferencia. Ella me dijo que estaba en mis manos elegir entre lamentarme o ser feliz. A partir de ese momento, decidí ser feliz en cualquier situación.
La felicidad es una elección. No llega por casualidad ni garantiza solo buenos momentos. Se construye cuando nos conectamos diariamente con la Fuente de toda alegría. En mi vida, los momentos en la presencia de Dios son renovadores. Construí el hábito de dedicarle un tiempo especial a la oración, al estudio de la Biblia, del Espíritu de profecía y de los materiales devocionales de la iglesia, todos los días. Esa elección me ha proporcionado como resultado fuerza de Dios para enfrentar los desafíos y me ha hecho sentir feliz y realizada.
Cuando mi hijo tenía tres años, tuve que tomar una importante decisión profesional. Soy enfermera y, ni bien llegamos a Brasilia, comencé un nuevo empleo. Mi horario era flexible, pero las actividades se fueron intensificando. Comencé a sentir que eso estaba perjudicando la educación de Matheus. Oré por algunos meses y decidí dejar el trabajo para dedicarme totalmente al cuidado de mi hijo. Algún tiempo después, Dios nos bendijo con nuestra hija Mariana, a quien también decidí darle la misma atención.
Diariamente hacemos elecciones y algunas no son fáciles. Por eso, quiero invitarte a hacer la mejor elección de todas: ser feliz a pesar de cualquier situación. Eso solo será posible al lado de Cristo, el Dador de la verdadera felicidad. Con él, tú podrás vivir contento “cualquiera sea [tu] situación”.