Jueves 13 de Agosto – EL DIVORCIO Y LA VIDA ESPIRITUAL – DM. Damas

No debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe» (Gál. 6:9-10).

Es fácil caer en la tentación de pensar que la persona divorciada se ha hotel alejado de Dios, pero esto no solo no es así, sino que puede suceder todo lo contrario. Debemos tenerlo en cuenta, porque abre ante nosotras todo un campo de labor.

Según el Journal of Divorce and Remarriage* [Revista sobre divorcio y nuevo casamiento], de todas las personas divorciadas encuestadas en un estudio, solo un 17% afirmaron haber experimentado una disminución de sus prácticas religiosas durante el proceso de divorcio y posteriormente. Mientras que un aplastante 83% de los encuestados afirmó que la experiencia del divorcio les sirvió para aumentar su fe en Dios y fortalecer su espiritualidad. Y el estudio, que se llevó a cabo entre creyentes católicos y evangélicos de los Estados Unidos, arrojó otro dato que no nos debe pasar desapercibido: el 42% de las personas divorciadas admitió haber cambiado de denominación religiosa como resultado de su divorcio. Un 33% de las mujeres encuestadas afirmaron que el divorcio había sido para ellas un catalizador a la hora de cambiar de religión.

Saber que hay momentos en la vida de un ser humano en los que necesita especialmente de Dios debe llevarnos a la acción, empezando por hacernos más accesibles a esas personas. ¿Cómo va a responder la iglesia a esta necesidad real, de tantos hombres y mujeres? La iglesia ha de ser esa comunidad de apoyo que les tienda una mano, sin juzgarlos, sin verlos como Sodoma y Gomorra. Para ello debemos educarnos, sensibilizarnos, ampliar la mente, crecer para estar a la altura de la necesidad.

Saber que vivimos en el tiempo del fin debe darnos un sentido de urgencia; debe apremiarnos a impactar la vida de los demás con las verdades del evangelio, de tal manera que también ellos puedan prepararse para lo que vendrá, y vivir ahora con un sentido de propósito y una mejor comprensión de los tiempos que corren.

Gracias, Jesús, por habernos avisado; permite que podamos hacer algo por ayudar. Amén.

Radio Adventista

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