MICAL
INCOMPRENDIDA
Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto. 1 Samuel 19:11.
Mical creció en un hogar hostil, donde persistía la impiedad. Su padre tomó decisiones trágicas que afectaron su vida emocional. El padre de Mical vivió para destruir al hombre que ella amaba. Por eso, en un momento, esta hija le mintió a su padre para proteger el único amor que tuvo desde su infancia. Luego, su propio padre la regaló a otro hombre, como una manera de devolver favores.
El rey Saúl no fue un buen padre ni un buen suegro. Fue la causa de un hogar disfuncional que tuvo como víctimas a dos mujeres inocentes, Merab y Mical. Ambas hermanas estuvieron unidas por la misma experiencia amarga de tener un padre insensible e hipócrita, que decía amar a Dios pero que lo negaba con sus hechos. No le deseo a nadie la vida de Mical. Transitó su infancia y su juventud entre la ansiedad de no saber qué harían con ella sus familiares y la amargura de no haber podido ser feliz con su amado David.
Algunos comentadores bíblicos condenan a Mical por haberse burlado de su esposo, el rey, cuando este danzaba en alabanza a Jehová (ver 2 Samuel 6:12-23). Argumentan, basados en ese incidente, que ella no amaba a Dios, que era una mujer insensible. El último versículo nos informa que Mical no tuvo hijos (vers. 23). El modo en que termina el relato parece sugerirnos que David no quiso tener más relaciones íntimas con ella. Pero de este texto no podemos inferir que Mical no amara a Dios, ni que fuera insensible.
Para juzgar con nuestra humana limitación, debemos tomar en cuenta toda una vida. Por eso, mejor no juzguemos. Solo Dios es justo. Mical fue una esposa fiel que ayudó a su esposo cuando Saúl quería matarlo. Se jugó la vida por el hombre que luego, en la cima del poder, la confinó a la soledad.
Quiero pensar que Mical estará en el reino de los cielos. Y quiero pensar que tú, que quizá tuviste un hogar disfuncional, sin un padre que te amara como lo necesitabas, que sabes muy bien de estas cosas, ¡te aferras al amor de Dios con uñas y dientes! A diferencia de los hombres de esta historia, que abandonaron a Mical, Jesús jamás te abandonará. —FB