Jueves 07 de Septiembre del 2017 – DOS DERRAMES CEREBRALES – Devoción matutina para la mujer

DOS DERRAMES CEREBRALES

“No solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová”. (Deut.8:3)

Entré en el hospital en el que soy voluntaria como asistente de capellanía. El plan era hacerme un angiograma cerebral y volver a casa en unas seis u ocho horas. Había estado mareada y experimentando dolor en el lado derecho de la cabeza. Una biopsia arterial, supuestamente, ya había descartado arteritis temporal. Una tomografía de seguimiento mostró que había aparecido un aneurisma leve. Así que, allí estaba, lista para otro estudio.

Durante el estudio, tuve dos derrames cerebrales que borraron completamente mis habilidades motoras. No podía escribir, manejar, trabajar, aspirar, cocinar… ni si quiera pensar bien. Entre otras cosas, tendría que volver a aprender a caminar.

Había estado trabajando quince horas al día, como cualquier contador en la época de declaración de impuestos. Estaba pasada de sueño; y desnutrida espiritualmente. Mi tiempo con Dios consistía en la lectura rápida de un devocional cada mañana y mis oraciones vespertinas a menudo terminaban conmigo dormida casi apenas comenzaba a orar.

Traté de encontrar lo positivo a ese obstáculo impactante. Para comenzar, me hizo mejor capellana. Cuando m pastor y el capellán del hospital vinieron a visitarme y a orar conmigo, todo lo que pude hacer fue abrir los ojos, mirarlos y volver a cerrar los ojos. Ahora, cuando entro en la habitación de un paciente y ellos no responden, entiendo que no es que no me quieran, o que no amen a Dios, ¡simplemente, están muy enfermos!

También aprendí a manejar mejor las relaciones. Enojada y triste porque familiares cercanos me ignoraban, consulté con un consejero cristiano y entendí que había permitido que algunas personas entraran a mi círculo íntimo cuando no deberían de haber estado allí; personas que yo sabía que no eran las mejores con las cuales rodearme. Pero personas que apenas conocía vinieron a mi rescate. Aprendí a reajustar mis relaciones acorde a la realidad. Luego de un mes de kinesiología, abandone el andador y el bastón. Ahora veía todo desde una perspectiva diferente, como si hubiera recibido otra oportunidad de vivir. ¡Antes no podía caminar, y ahora sí!

No necesitas tener dos derrames cerebrales para beneficiarte de las lecciones que yo aprendí. Si estás necesitada espiritualmente, y sobrecargada físicamente, no puedes ser de bendición para otros. Piensa en tu nutrición desde un punto de vista espiritual, ¡y haz los ajustes necesarios!

Patricia Hook Rhyndress Bodi

Radio Adventista

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