Lunes 15 de agosto 2016. Gigantes morales en una era de pigmeos

Lunes 15 de agosto 2016. Gigantes morales en una era de pigmeos  

«Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”». Daniel 3: 16-18

HAY QUE ADMIRAR el valor moral de estos tres funcionarios hebreos de la corte, ¿no crees? ¡Para que luego se hable de lo contracultural! Sadrac, Mesac y Abed-nego (por no mencionar a Daniel) han dado la nota en la disipada corte del rey de Babilonia en más de una ocasión. Y ahora censuran sin ambages la orden de Nabucodonosor y se niegan incluso a inclinar la cabeza, por no hablar de doblar la rodilla, ante su imagen de oro. ¿Qué habrías hecho tú? ¿Qué habría hecho yo?

¿Sabes por qué pasaron airosos su examen final? Es una de las leyes más seguras y más antiguas del mundo académico: Para pasar el examen final, es preciso que pases las pruebas parciales. El propósito de la prueba parcial es prepararte para el examen final. Suspende las pruebas parciales y no aprobarás el examen final. No hace falta ser de la NASA para entenderlo; es la simple verdad de la vida y del aprendizaje.

¿Te acuerdas de la prueba parcial que estos tres jóvenes tuvieron en el capítulo uno de Daniel? Una prueba de una sola pregunta: ¿Obedecemos el código de salud de la Palabra de Dios o no? Ni siquiera era una pregunta de respuesta múltiple. Solo sí o no. Tenían que responder. Mucha gente cree que la vida sana no es nada del otro mundo. Pero si aquellos muchachos hubiesen suspendido la prueba del capítulo uno, no habría habido ningún examen final en el capítulo tres, ¡créeme! Viviendo en una comunidad que, de boquilla, defiende la vida sana —llegando incluso a aparecer en la portada de una revista estadounidense de vez en cuando—, olvidamos que el propósito del código de salud de Dios no es tanto alargar nuestra vida como fortalecer nuestra mente y dar aliento a nuestro corazón para que llevemos una vida radicalmente obediente con lealtad a Dios, sin importar lo que la sociedad o el mundo puedan decir o mandar. Las pruebas parciales, por supuesto, no son todas sobre la salud. Algunas tienen que ver con el sexo o la economía, y con la integridad y el orgullo. Pero el propósito es el mismo: prepararte para el examen final.

«Día tras día, Dios instruye a sus hijos. Por las circunstancias de la vida diaria, los está preparando para desempeñar su parte en aquel escenario más amplio que su providencia les ha designado. Es el resultado de la prueba diaria lo que determinará su victoria o su derrota en la gran crisis de la vida» (El Deseado de todas las gentes, cap. 40, p. 350).

Las pruebas parciales diarias dan forma a sus gigantes morales. Por eso te eligió.

 

Radio Adventista

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