Sábado 6 de agosto 2016. Enfrentamiento en el desierto – 3

Sábado 6 de agosto 2016. Enfrentamiento en el desierto – 3 

«Fueron halladas tus palabras, y yo las comí. Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, Jehová, Dios de los ejércitos». Jeremías 15: 16

¿CUÁL FUE EL MODUS OPERANDI de Jesús en el desierto? ¿Cómo derrotó al diablo? Peter Gomes presenta bien el meollo del asunto en su libro The Good Book: «[Jesús] recordó en cada caso la instrucción de las Escrituras, las enseñanzas de una fe heredada a la que se subordinó en sus debates con el tentador. No fue más listo y ni siquiera superó tácticamente a Satanás; simplemente se valió de lo que sabía que era verdad […]» (pp. 280, 281). «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Sal. 119: 11). Entonces, ¿cómo memorizar la Palabra de Dios?

Mis amigos de FAST (www.fast.st) han ideado una estrategia simple para memorizar las Escrituras que hemos compartido con cientos de nuestros miembros. Conéctate y pide sus guías de estudio. He aquí una sinopsis abreviada:

Determina la versión de la Biblia que vas a memorizar y quédate con esa traducción (ya sea la RV95, la NVI, la BJ, etc.).

Como con la buena comida, comienza con porciones pequeñas. No tiene sentido memorizar el Salmo 119 inicialmente, pero los versículos 11, 97 y 105 son auténticas joyas. Empieza con textos cortos.

Usa tarjetitas vacías o una libretita para transcribir tus versículos a papel. 4. Escribe la referencia del texto en una cara.

Fija la referencia al texto escribiéndola dos veces: (una cara) Salmo 119: 11; (la otra cara) «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Sal. 119: 11).

Aprende las palabras de una en una, y luego las frases de igual manera. El dicho «pasito a pasito se va haciendo el caminito» es verdad.

Sé preciso en el conocimiento de todas las palabras de la versión que uses; si no, la falta de precisión dará como resultado una falta de retención.

Repasa tus textos todos los días, e incluso durante todo el día. Esas tarjetitas caben en un bolsillo, en una cartera, en una mochila.

Repasa tus versículos una vez por semana con un compañero que esté usando la misma traducción. Aquí los miembros de la familia y los amigos pueden ser de gran estímulo y ayuda.

Con un repaso diario, en dos meses tus textos quedarán «fijados» en tu disco duro.

Piénsalo: con solo dos textos por semana, en un año tendrías cientos de textos guardados en la memoria, cien poderosas promesas que el Espíritu Santo puede traer a tu mente de noche o de día. Bueno, ¡en seis años podrías memorizar el Evangelio de Marcos! ¿Y qué mejores palabras memorizar que las palabras de Aquel que nos enseñó con su ejemplo a hacer precisamente eso? Entonces, ¿por qué esperar? ¡Empieza ahora!

 

Radio Adventista

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