Domingo 8 de Marzo – CÉSAR AUGUSTO – Devocion Matutina Jóvenes

CÉSAR AUGUSTO

Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. […] Un tiempo para construir. Eclesiastés 3:1,3.

César Augusto, emperador de Roma durante la época del nacimiento de Jesús, consideró que su reinado era definitivamente un tiempo para construir. Puso a trabajar a sus obreros en la construcción de caminos, puentes y acueductos. Al poco tiempo, terminaron muchos edificios hermosos, entre los cuales se encontraban 82 templos. Comisionó a escultores que crearan diseños decorativos para sus edificios. Se cuenta que en una ocasión se escuchó decir al gran emperador: “Encontré a Roma de ladrillo, y la dejé de mármol”.

Pero más que simples edificios, Augusto construyó un imperio. Trajo consigo la paz después de más de cien años de guerra civil. Construyó un sistema de intercomunicación libre entre las provincias, estableció un sistema postal y fundó las colonias. El censo, que movilizó a José y a María hacia Belén, donde nació Jesús, fue parte del programa de edificación de Augusto. Las construcciones cuestan dinero, y el dinero previsto para proyectos de desarrollo gubernamental proviene de los impuestos. Por pequeña que haya sido la cantidad por concepto de impuestos que José el carpintero tuvo que pagar, dicha suma fue canalizada hacia el ambicioso programa de construcción del emperador Augusto.

El mes de agosto obtuvo su nombre en honor a este César que construyó un imperio tan fuerte, que prevaleció doscientos años después de su muerte, a pesar de la debilidad de los gobernantes que lo sucedieron.

Para ti y para mí, el 2020 es el “tiempo para construir”. Podemos empezar a construir caminos y puentes de comunicación entre padres, hijos y esposos. Dediquen unos momentos hoy para hablar con sus hijos, con sus padres o con sus cónyuges. Compartan sus alegrías, tristezas, deseos o sueños. Díganse unos a otros cómo se sienten. Escríbanse una cartita. Hay muchas formas de construir caminos que unan los lazos familiares o eliminen la famosa brecha generacional.

Construimos vidas al apreciar las cosas buenas que la gente hace. Las palabras bondadosas y las acciones amables edifican amistades. Ayudar a otros a solucionar sus problemas de matemáticas o enseñarles a patear la pelota son actividades propias que edifican a las personas.

Trata de construir tu lugar de trabajo, tu escuela o tu hogar por medio de la participación entusiasta en cada una de las actividades previstas para este efecto. Apoya a tus jefes, maestros y padres. Obedece los reglamentos. Habla cosas positivas de la empresa. Deja de quejarte, y piensa en hechos positivos que contribuyan a mejorar las cosas.

¿Existirán otras formas en que puedas ser un constructor hoy?

Radio Adventista

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