NO TE CONFÍES
«El Señor dice: “Que no se enorgullezca el sabio de ser sabio, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza”» (Jer. 9:23).
Cuenta una antigua historia que, un día, el halcón de un rey se quedó agarrado a una rama de la cual no quiso desprenderse más. Diversas personas intentaron hacer que volara, pero sin éxito. Ni siquiera el maestro de cetrería, a quien el animal había obedecido siempre, podía hacerlo volar.
Pasaron los días, las semanas y los meses, y el halcón se sentía cada vez más cómodo bajo la sombra de aquel árbol. El rey prometió entonces dar una recompensa a la persona que lograra hacer volar al ave. A la mañana siguiente, el monarca vio, estupefacto, como el halcón sobrevolaba ágilmente sus jardines.
-¿Quién ha logrado que mi halcón vuelva a volar? —quiso saber.
-Él -respondió el cetrero, llevando ante su presencia a un humilde campesino.
-¿Y cómo lo has logrado? —le preguntó el rey.
El hombre, con timidez, explicó:
–Yo simplemente corté la rama del árbol en la que estaba tan cómodo, así que no le quedó otro remedio que salir volando.
¿Existe alguna rama en tu vida sobre la cual te sientes cómoda, cifras tus esperanzas, basas tus expectativas o apoyas tu sensación de seguridad? Si es así, conviene que hagas análisis, porque toda rama puede quebrarse o caerse, y también puede (tal vez debe) ser cortada. ¿Qué harás entonces? ¿Dejarte caer y llorar?
Si confías en tu belleza, debes saber que es fugaz. Si confías en un empleo, cualquier día te puede fallar. Si te sientes muy segura de tus propias fuerzas, considera que puedes perderlas. Y si te crees muy sabia, tampoco de eso te fíes. Solo «Dios es sabio y poderoso; él hace planes, y los lleva a cabo» (Job 12:13). La parte que a nosotras nos toca es aceptar con agrado esos planes y sustentar nuestra vida sobre la Roca, que es él. Todo lo demás sería construir sobre la arena.
Si de algo puedes gloriarte es de conocer a Dios y entender sus caminos. Una casa, un trabajo, la estabilidad económica y un sinnúmero de otras cosas que has construido a lo largo de la vida, no son fundamentos sólidos. Cualquier día puedes perderlos, pero no por eso has de perder la esperanza. El único fundamento sólido es Cristo Jesús. No te acomodes, no te conformes, no te quedes estancada; vuela en pos de su sabiduría y su paz.