Domingo 5 de enero – CRISTÓBAL COLÓN – Devocion Matutina Jóvenes

CRISTÓBAL COLÓN

El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos. Juan 13:35.

Un viento suave mecía las palmeras mientras Colón y sus hombres vadeaban el trecho que los separaba de la playa de San Salvador aquella mañana de octubre de 1492. Después de haber estado dos meses a bordo de un barco, la agradable sensación de pisar nuevamente tierra firme era realmente conmovedora.

-Gracias, Dios mío -oró Colón de rodillas en la arena-, Gracias por cuidar nuestras embarcaciones durante estos dos meses, y por traernos sanos y salvos a esta nueva tierra.

-¿Dónde estamos? -preguntó uno de los hombres al llegar a la playa. -Realmente, no lo sé -contestó Colón-, pero debemos estar en China o Japón.

-Pero, señor, ¡mire esa gente que sale de la selva! -le señaló uno de sus marineros-. El color de su piel y la forma de sus ojos no se parecen a los de los chinos.

-Se asemejan más a la gente de la India -dijo otro de los marineros.

– Probablemente navegamos muy hacia el sur, lo que nos hace pensar que sea China o Japón, y llegamos a alguna isla cercana a la costa de la India; por lo tanto, estas personas son “indios”.

Naturalmente, el hecho de creer que estaban en la India no convertía necesariamente en realidad esa circunstancia. Para llegar a la India todavía les faltaba navegar aproximadamente 20.000 kilómetros. El hecho de llamar indios a los nativos no los hacía necesariamente habitantes de la India.

Aunque califiquemos como simple a Colón por pensar así, tú y yo con frecuencia hacemos lo mismo con las personas que nos rodean. Las juzgamos mal. Por el hecho de que una persona va a la iglesia pensamos que es cristiana, cuando bien podría no serlo realmente. El hecho de parecerse o actuar igual que un cristiano no necesariamente convierte a una persona en tal.

Ser un verdadero cristiano significa tener a Cristo como dueño de nuestro corazón. Jesús nunca peleó. Él nunca insultó a los demás.

Nunca se quejó de los demás ni anduvo hablando mal de los demás. Fue bondadoso con lodos. Realmente amaba a la gente y trataba de ayudarlos y hacerlos felices. Y tú, ¿eres un verdadero cristiano o tienes una falsa identidad?

Radio Adventista

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