PRUDENCIA
De Jehová son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino? Proverbios 20:24.
Josué fue el gran conquistador de Canaán. Sus hazañas son reconocidas, pero cometió dos errores costosos. El primero consistió en atacar a Hai sin haber orado a Dios. Israel fue derrotado, cayeron 36 soldados, y los pueblos enemigos se envalentonaron.
Si Josué hubiera orado, se habría enterado de que Acán había robado a Dios y había tomado del anatema de Jericó. Dios se había reservado todos los objetos de metal hallados en la ciudad. Lo demás debía ser quemado. Pero Acán tomó para sí un manto babilónico, un lingote de oro y muchas monedas de plata, y los trajo al campamento. Cuando Josué se quejó, Dios le dijo que limpiara el campamento. Acán fue descubierto, apedreado y quemado con lo que robó, y el campamento fue purificado. Ahora, bajo la dirección de Dios, Israel derrotó a Hai.
El segundo error de Josué fue la alianza con Gabaón. Un día llegaron al campamento unos hombres trayendo “costales viejos, odres de vino viejos, rotos y remendados, sandalias viejas y remendadas en sus pies, y ropa vieja sobre sí. Y todo el pan de que se habían provisto para el camino estaba seco y mohoso” (Jos. 9:4, 5, RV15). Dijeron que venían de muy lejos, que habían oído del poder del Dios verdadero, y que le proponían a Israel una alianza.
Josué y los jefes del pueblo les creyeron e hicieron alianza con ellos. Pronto se enteraron de la verdad: Eran los heveos, un pueblo cercano. Josué había caído en el ardid. El pueblo urgía a los jefes de Israel a deshacer el tratado, pero como habían jurado por Dios, no pudieron. “[Josué] los destinó para ser cortadores de leña y portadores de agua para la congregación y para el altar del Señor” (vers. 27, RV15).
Josué fue invencible con las armas, pero ante la audacia de sus enemigos demostró ingenuidad. Tal como Josué, tú también vas enfrentar a gente taimada y calculadora, pero tienes defensa: la Palabra de Dios, los testimonios del espíritu de profecía, los consejos de tus padres cristianos, de tu pastor consagrado, y tu razón santificada.
Tal vez no tengas que gobernar una nación, como Josué, pero tienes que administrar tu vida. Si consultas a Dios antes de tomar cualquier decisión, estarás seguro y prosperarás. Y si llegaras a administrar algún sector de la iglesia, déjate guiar por él.