Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo:! “¡No les tengan miedo! Acuérdense del SEÑOR, que es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, y por sus esposas y sus hogares”. Nehemías 4:14, NVI.
Nehemías fue nombrado gobernador de Judá (ver Nehemías 5:14) y dañar la muralla de Jerusalén y el honor de los pobladores desprotegidos. El gobernador de Samaria, Sanbalat, se opuso y lo hostigaba (Nehemías 4:1). Luego le echó en cara los débiles e indefensos que eran (vers. 2). A Satanás le encanta recordarte tus debilidades, pero Dios, como poderoso gigante, te promete que tus perseguidores no prevalecerán (Jeremías 20:11). El gobernador siguió con sus amenazas, desafíos y falsedades.
Nehemías no respondió a los oponentes, recurrió a Dios (Nehemías 4:4, 5). Cuando seamos ridiculizados o insultados, no paguemos con la misma moneda; vayamos a Dios y confesémosle nuestros sentimientos, y grabemos sus promesas. Además de orar, Nehemías aplicó un plan de acción. Colocó familias armadas con arcos y flechas para vigilar las puertas de la muralla que aún no se habían construido. Combinó la oración, la preparación y el esfuerzo. La oración y la acción deben ir de la mano.
Cuando levantes muros de protección para salvar principios a los divinos de tu familia, el enemigo se enfurecerá y te hará daño, minimizando tu influencia o desafiando tu autoridad. No argumentes con el enemigo ni bajes la guardia. La pelea es recia, pero si eres constante, Dios te dará la victoria. Mantén en alto tu estándar. En los días de Nehemías, mientras edificaban los muros, con una mano edificaban y con la otra sostenían la espada. Mientras edificas los principios divinos en tu familia, también sostén la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17). Una muralla tiene doble función: proteger y guardar a los que están adentro, e impedir la entrada de quienes están fuera. Los principios y las reglas que ponemos a nuestros hijos deben cumplir esta doble función.
“Por grande que sea la astucia con que Satanás y sus agentes hagan sus maquinaciones, Dios puede discernirlas y anular todos sus consejos. La respuesta que la fe dará hoy será la misma que dio Nehemías: ‘Nuestro Dios peleará por nosotros’; porque Dios se encarga de la obra y nadie puede impedir que este alcance el éxito final” (PR, p. 476).
Pelea por tus hijos e hijas sin miedo.