¡LIBÉRTETE! DE CONCIENCIA AMENAZADA
“Y nadie podía comprar ni vender nada sin tener esa marca, que era el nombre de la bestia o bien el número que representa su nombre” (Apocalipsis 13:17, NTV).
El artículo “The Forgotten Prisoners” [Los prisioneros olvidados], escrito por Peter Benenson y publicado el 28 de mayo de 1961, es un hito en el área de los derechos humanos. Es considerado el artículo fundacional de Amnesty International, organización no gubernamental centrada en los derechos humanos, con más de siete millones de miembros y donantes mundiales. En 1977, Amnesty obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su campaña contra la tortura, y las Naciones Unidas le otorgaron en 1978 la mayor distinción en el área de los derechos humanos.
Benenson citaba los artículos 18 y 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, votada por las Naciones Unidas en 1945. El artículo 18 establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión: este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”
Y el artículo 19 afirma: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La libertad es la base del gobierno de Dios y un elemento indispensable del amor, máxima definición de su carácter. Como adventistas, izamos la bandera de la libertad de culto desde nuestro inicio. Estudiosos de las profecías bíblicas, creemos que el séptimo día, el sábado, será clave en los eventos de los últimos días antes de la segunda venida de Cristo. Todos tendrán que decidir entre Dios y su verdadero día de reposo, o su adversario. Las principales denominaciones cristianas harán alianza con el Estado, que derivará en la supresión de la libertad religiosa y la imposición de un falso día de adoración (Apoc. 13,14).
Sin embargo, aun sabiendo esto, debemos respetar y promover la libertad religiosa. Cuanto más tiempo de libertad tengamos, más podremos predicar el evangelio.
Hoy, mientras aprovechamos esta ventana de libertad religiosa, también podemos prepararnos para afrontar esos momentos difíciles. Hoy es el día para cultivar una relación personal con Jesús tan estrecha que nos lleve a vivir con éxito la crisis que sobrevendrá.