EL GUARDIA DE ISRAEL NO DUERME
“No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra a tu mano derecha” (Sal. 121:4, 5).
En mi Infancia, recuerdo haber visto el cumplimiento de este texto muchas veces. Mi familia vivía en una casa de madera, y mi madre cosía ropa para otras personas, con el fin de hacer un poco de dinero extra. Ella siempre estaba despierta hasta tarde en la noche en la máquina de coser, para poder hacer las entregas a tiempo a sus clientes.
Una noche, después de que mis hermanos y yo nos fuimos a dormir, mi madre puso una sartén con comida en el fuego y fue a terminar de coser un traje para uno de sus clientes. Entonces, como se estaba quedando dormida, se fue a la cama, olvidando que había puesto la sartén al fuego.
Cuando despertamos, los vecinos estaban golpeando la puerta y tratando de derribarla, porque la casa y sus alrededores estaban llenos de humo. Nosotros nos estábamos asfixiado por el humo, pero la casa no se había incendiado. ¡Asombroso! La sartén se había carbonizado y el humo salía de ella sin parar. Sin embargo, la única llama que vimos fue la llama de la estufa que había estado cocinando la comida en la sartén. No había ni siquiera una chispa de fuego en la casa.
Una y otra vez, nuestros vecinos exclamaban: “¡Solo Dios los salvó de haber sido quemados vivos mientras dormían!” Este incidente de la protección de Dios fortaleció nuestra confianza en él; que también mostró su amor y cuidado por nuestros queridos vecinos, cuya casa también podría haberse incendiado ,s¡ la nuestra hubiera empezado a arder.
Como seres humanos, tenemos un defecto, y es que nos olvidamos de las cosas muy rápido. Entre tantas tareas que tenemos en nuestras vidas, como mi madre que olvidó la sartén en el fuego, podemos dejar de ponernos bajo el cuidado de Dios. Hoy pido a Dios que pueda estar despierta para atender a su Palabra, su amor y su pronto regreso.
Señor, si por casualidad me duermo y no puedo hacer tu voluntad, si me ahogo en mis actividades y no te oigo, envía de nuevo a tus hijos para despertarme. Amante Padre, gracias porque eres el Guardián de Israel, que no duermes y estás atento a las necesidades de cada uno de tus hijos. Amén.
Nilva de F. Oliveira Boa Morte