LA ORACIÓN ES LA SOLUCIÓN
“Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos” (Génesis 20:17).
Una de mis actividades más frecuentes es la dirección de comisiones. Las más sensibles siempre son las de nombramientos en las asambleas administrativas. Ellas evalúan vidas, personas y posiciones, y casi siempre hay fuertes convicciones y opiniones involucradas.
En cada una de esas reuniones dedicamos bastante tiempo para el diálogo, pero lo que ha marcado realmente la diferencia es la oración. En general, oramos más intensamente al inicio, y dedicamos un tiempo especial para orar cuando las decisiones son más complejas. Es emocionante ver cómo la oración soluciona todas las dificultades.
A fines de 2017, dirigí cinco de esas comisiones. En cuatro de ellas tuvimos momentos difíciles, con decisiones que no avanzaban. Después de dedicar bastante tiempo en la evaluación de un nombre, no era posible cerrar la decisión. O había un empate insistente, o se generaba mucha polémica. De manera impresionante, los problemas desaparecieron después de la oración. Lo que era imposible, se hizo fácil.
El poder de la oración está disponible en cualquier momento de la vida. John Ortberg afirma: “Cuando oramos, los corazones se convencen, los pecados son confesados, los creyentes se unen, las intenciones son motivadas, el pueblo recibe orientación, la iglesia es fortalecida, la obstinación se disuelve, las voluntades se rinden, el mal es derrotado, la gracia es liberada, la enfermedad es curada, las tristezas son consoladas, la fe renace, la esperanza crece y el amor triunfa”. Entonces, ¿por qué pasamos tan poco tiempo orando si tenemos la promesa de que “las oraciones de fe moverán el brazo de Dios” (Ministerio pastoral, p. 140)?
Muchas veces pasamos demasiado tiempo discutiendo y exaltando nuestras propias opiniones, cuando deberíamos buscar más intensamente la opinión del Señor. Sobre este punto, Elena de White afirmó: “El Señor […] necesita hombres y mujeres de oración que, luchando solos con Dios, obtengan la victoria sobre el yo” (Hijas de Dios, p. 96).
Enfrenta tus desafíos personales, profesionales, emocionales y espirituales con más oración. “La oración y la fe harán lo que ningún poder en la tierra podrá hacer” (El ministerio de curación, p. 407).