DE MONAGUILLO A ANCIANO DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
«El camino de los justos es como la luz de un nuevo día: va en aumento hasta brillar en todo su esplendor». Proverbios 4: 18
CRECÍ EN LA IGLESIA CATÓLICA, y desde pequeño siempre me gustó estar al servicio de Cristo. Después de asistir a la iglesia por un tiempo, quise convertirme en monaguillo. Acabé siendo el encargado de los monaguillos en toda la isla de Granada.
A los veintiséis años decidí estudiar para ser sacerdote. Alentado por un cura, entré en el Seminario Menor de Santa Lucía. Después de un año, me mudé a Trinidad, donde pasé los dos años siguientes. Durante mi estancia en Trinidad sentí que faltaba algo en mi vida. Volví a Granada, y más tarde conseguí trabajo como maestro, la profesión a la que me dedicaba antes.
Asistí a algunas reuniones adventistas; sin embargo, no estaba interesado en unirme a la fe. En su lugar, quería convencer a mis amigos adventistas de que su iglesia era una secta que alejaba a la gente de la verdadera iglesia.
Decidí asistir a reuniones de evangelización organizadas en mi pueblo, sin saber que el Señor tenía algo preparado para mí. Después de escuchar al predicador regresé a mi casa y traté de encontrar los hechos que demostrasen lo que la Iglesia Católica enseña, con el fin de convencer a mis amigos. Al hacerlo, me topé con los Diez Mandamientos y me di cuenta de que mi iglesia enseñaba algo contrario a la Biblia. Esto me confundió e investigué más. Me di cuenta de que la Iglesia Católica también había hecho algunos cambios al segundo mandamiento. Ese fue el momento de mi vida en el que más he orado.
Los resultados de mi investigación revelaron mucho. Este fue mi punto de inflexión, y decidí bautizarme. No fue una decisión fácil, pero quería servir a Dios de la manera correcta. Después de bautizarme, continué investigando para conocer mejor la voluntad de Dios.
Hoy en día sirvo como anciano en mi congregación local y quiero animarte a que cada día estudies tu Biblia. No sé quién eres ni qué haces, pero sé que si te colocas en las manos de Dios él te llevará por el camino correcto.
¿Qué esperas? Hoy puede ser el día que marque la diferencia.
Shawn Phillip
Granada