Domingo 24 de Mayo – A DIOS NO LE AGRADA LA QUEJA – 2A PARTE – Damas

A DIOS NO LE AGRADA LA QUEJA – 2A PARTE

«La vida y la muerte dependen de la lengua» (Prov. 18:21).

EI ser humano no necesita ir a clases para aprender el arte de quejarse. El mismo Adán se quejó ante Dios de que la mujer que él le había dado lo había incitado a pecar. Por su parte, la mujer se quejó de la serpiente que el mismo Dios había creado (ver Gén. 3: 11-13). Los dos quejicas abandonaron finalmente el Edén y, desde entonces hasta hoy, la queja ha seguido formando parte de la naturaleza humana. Pero es una parte que debiéramos desarraigar de nuestros hábitos, con la ayuda de Dios.

La queja tendría algo de positivo si nos movilizara a la acción, si fuera un instante breve en el que manifestamos que un problema nos supera y después tomáramos la decisión de hacer algo al respeto o dejar la situación en las manos de Dios. Pero cuando la queja se convierte en la repetición ociosa de palabras negativas es, en realidad, una actitud victimista que nos condiciona a pensar de forma errónea y, de esa manera, nos imposibilita superar el problema real que estamos enfrentando. Quejarse y cruzarse de brazos es el camino más rápido a una vida sombría que arroja sombra sobre los demás también.

La queja como actitud, como estilo de vida, como forma de proyectarse, es un problema grave que no afecta solo al que se queja, sino a todas las personas que están a su alrededor. ¿A quién puede gustarle la compañía de una persona que siempre se está quejando?

Querida amiga, si tienes en tu vida motivos para quejarte, esto es lo que los psicólogos te sugieren que hagas: pregúntate «¿Puedo cambiar esta situación?». Si puedes hacer algo por cambiarla o mejorarla, inténtalo, céntrate en lo que puedes hacer y hazlo. Si no hay nada que puedas hacer para cambiar la situación, acéptala, ajusta tus expectativas de una manera realista, saca las conclusiones que sean necesarias para aprender lecciones de vida y decide centrar tu atención en las cosas y las personas que te aportan algo.

¿Qué te parece si hoy tomas la decisión de no quejarte de nada al menos durante estas veinticuatro horas que tienes por delante? Se trata de ir desarrollando la consciencia de un hábito que es negativo, para irlo desarraigando poco a poco de la vida.

¿Quieres ser una mujer feliz? Comienza por dejar de practicar aquello que con certeza produce infelicidad, como la queja.

Radio Adventista

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