Domingo 20 de Marzo del 2017 – POR SOBRE TODAS LAS COSAS – Devocion Matutina para la mujer

POR SOBRE TODAS LAS COSAS

“Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efe. 3:20).

Durante años, hemos estado acumulando puntos canjeables en boletos aéreos. Como necesitábamos boletos para junio, llamé a las compañías aéreas para reservar nuestro vuelo, y en ese momento me animaron a obtener una tarjeta de crédito que nos daría un descuento del 25 por ciento. La nueva tarjeta demoraría dos semanas en llegar y costaría 160 dólares, en cuotas anuales. No tenía tiempo para registrarme, así que, rechacé la oferta y simplemente compré los boletos.

En septiembre necesité boletos nuevamente, y recordé esa llamada telefónica y el descuento que recibiría si solicitaba la tarjeta, pero una vez más rechacé la oferta. Al día siguiente, al ir de compras, me arrepentí de no haber hecho la solicitud de la tarjeta en junio. También estábamos construyendo una casa, y muchos pagos los estábamos haciendo con la tarjeta de crédito, lo que significaba más puntos acumulados para comprar boletos aéreos. Cuando llegué a la casa, llamé a la compañía de la tarjeta y pregunté si me darían los puntos retroactivos desde junio, si me inscribía. Muy cordialmente, el representante de ventas me dijo que no podía satisfacer mi solicitud. Cuando pedí hablar con un supervisor, me puso en espera.

Oré fervientemente: “Señor, por favor, influye en este representante para que acepte mi solicitud. Es tu dinero, Señor, el que estaríamos ahorrando, y tú sabes que intento ser una buena administradora”. Cuando el agente volvió al teléfono, reiteró: “No, no podemos aceptar su solicitud”. Decepcionada, pregunté mentalmente a Dios porque no había obrado. Pero el representante continuó hablando: “Aunque no podemos ayudarla desde junio, podemos concederle quinientos puntos y no cargar la cuota anual para este año, si se inscribe hoy”. Yo seguía pensando que estaba perdiendo puntos porque el representante no estaba haciendo las cosas “a mi manera”, pero aun así acepté la oferta. Justo antes de acabar de actualizar mi información, el representante agregó: “También puedo ofrecerle un bono de 150 puntos durante tres meses, si gasta dos mil dólares mensuales” (esto era fácil, para una empresa como la nuestra). Cuando calculé y añadí lo que habíamos acordado, me di cuenta de que había ganado 235 puntos más con esta segunda propuesta que con la que inicialmente quería. Además, ¡no teníamos que pagar cuotas anuales!

Dios puede darnos mucho más de lo que pedimos. Qué lección aprendí ese día. Cuando dejé de decir a Dios lo que debía hacer y cómo debía hacerlo, cuando dejé de cuestionar su poder, su amor y su preocupación por mí y le permití “ser Dios”, ¡me bendijo abundantemente!

Beth Versteegh Odiyar

Radio Adventista

View all contributions by