Domingo 2 de Mayo – Las medias finas de la Santa Cena – Matinal para Jóvenes 2021

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros” (Juan 13:14, NVI).

Un viernes de tarde, cuando volvía a mi casa, me crucé con una ancianita que quería saber por qué había tanto movimiento en la iglesia. Le dije que había Santa Cena y la invité para asistir conmigo así participábamos juntas del lavamiento de pies. Rechazó mi invitación porque no tenía medios finas. Le ofrecí unas nuevas, pero había otro problema de fondo y lo noté cuando las rechazó también.

“Me siento tan indigna de ir a participar de eso… ¿Cómo sabes si te perdona realmente? ¿Y si justo cuando le estás pidiendo perdón te olvidas de alguno de tus pecados? No estoy lista. No puedo ir esta noche ”.

Me sorprendió la seriedad con la que se tomaba todo el asunto y su examen profundo de conciencia (algo que a veces descuidamos). Le dije, sin embargo, que estaba a tiempo de arreglar sus cuentas con Dios y que ese era justo un momento hermoso y muy significativo para aprovechar; que Dios veía su corazón, conocía su sinceridad y que, si ella confesaba sus pecados y estaba arrepentida, él la iba a perdonar.

Hablamos de la oración y de la cruz como verdades que realmente podemos experimentar, del Espíritu Santo obrando por medio de la voz de la conciencia y de las cosas que van más allá de las sensaciones, pero que con fe y una relación genuina con Dios pueden traernos paz y seguridad.

Leímos juntas algunos versículos sobre el perdón. Con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa de niña en su cumpleaños, me preguntó: “¿En serio hace todo eso?”

Con una sonrisa también respondí: “Sí, ¿viste cuánto te ama?” No podía más de felicidad. Me dijo que se animaba a participar de la Santa Cena, que entendía que esos momentos le recordaban el sacrificio de Jesús en la cruz, su humildad ante él para aprender más del servicio y seguir anhelando el día en que comience la eternidad con él.

En la vereda cerramos los ojos, le pedimos perdón a Dios y le agradecimos por responder nuestra oración.

Me apenó que, por un par de medias (en realidad, innecesarias), estaba a punto de no participar de ese rito tan significativo.

Prestemos atención. A veces un “par de medias” es la distancia entre una persona y nuestra oportunidad de compartir las mejores noticias.

Radio Adventista

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