ENVASE RENOVADO, MISMO MENSAJE
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13:8, NTV).
Ciertamente los tiempos han cambiado. Y más allá de ser un cliché que usó cada generación para referirse a los cambios producidos por las generaciones más jóvenes, la tecnología logró no solo que lo novedoso viniera más rápido, sino también que tuviera un impacto mucho más profundo.
Tomemos como ejemplo lo que sucedió un 19 de noviembre de 2006. Se lanzó la Wii, consola de juegos de Nintendo. El mismo día, pero de 2007, Amazon presentaba el Kindle, un dispositivo electrónico que asemeja un libro. La industria del entretenimiento y la cultura no fueron los mismos desde que se lanzaron esta clase de consolas y libros electrónicos. La renovación y la innovación llegaron por la necesidad de competir con otras tecnologías, que rivalizan por la atención de los usuarios. Los vendedores de videojuegos y los impresores de libros saben que están ofreciendo algo más que objetos: venden experiencias. Así, el soporte es solo un medio para llevar esas experiencias. Por ejemplo, un vendedor de taladros no vende dispositivos con un rotor y una mecha de acero; vende un dispositivo que sirve para hacer agujeros. El día en que sea más fácil y más barato agujerear con un emisor de rayos láser, entonces los taladros dejarán de existir o se volverán obsoletos. Lo que nunca desaparecerá será la necesidad de hacer agujeros.
En este sentido, como cristianos, tenemos el desafío de “cambiar el envase” sin cambiar el contenido; adaptar la comunicación a los nuevos medios sin cambiar la revelación divina. Por ejemplo, nos enfrentamos con nuevas generaciones que leen poco, o que tienen hábitos de lecturas distintos (llamados multitasking que significa leer el diario, un e-mail y responder un WhatsApp, todo al mismo tiempo). Hoy, las nuevas generaciones se sienten atraídas por lo visual y consumen contenido, mayormente, a través de videos cortos.
¿Cómo transmitir nuestras creencias en 140 caracteres, el máximo que permite un tweet? ¿Cómo ser relevantes en Facebook, una red social a la que la gente acude con intereses diversos que, en muchos casos, distan diametralmente de lo religioso? Es evidente que las nuevas tecnologías y la cultura que se han generado representan una gran dificultad para transmitir el evangelio. Sin embargo, hay algo que no debemos olvidar: lo que nosotros ofrecemos es una conexión real con Dios, que trae paz, aceptación, gozo y esperanza a la vida de las personas. Y esas continúan siendo las necesidades de las nuevas generaciones, más allá de la tecnología o el medio que usen.
Hoy, pidamos sabiduría y creatividad para presentar, en un envase renovado y atractivo para todos, el maravilloso mensaje que tenemos.