LA TAREA DE LOS REDIMIDOS DURANTE EL MILENIO
«Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar». Apocalipsis 20: 4
PARA EL PUEBLO de Dios, el cautiverio en que se verá Satanás será motivo de satisfacción y alegría. El profeta dice: «Cuando el Señor los haga descansar de su sufrimiento, de su tormento […]» (Isa. 14: 3, NVI).
Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. «No juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. El sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón» (1 Cor. 4: 5, NVI). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, «se hizo justicia a los santos del Altísimo» (Dan.7:22). En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. Juan dice en el Apocalipsis: «Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar […] Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años» (Apoc. 20: 4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por Pablo, «los santos han de juzgar al mundo» (1 Cor. 6:2). Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte.
También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. Pablo dice: «¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos?» (vers. 3, NVI). Y Judas declara que «a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día» (Judas 6).
Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del «juicio decretado». Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: «Los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años» (Apoc. 20: 5). E Isaías declara en relación con los impíos: «Serán amontonados en un pozo, como prisioneros entre rejas, y después de muchos días se les castigará» (Isa. 24:22, NVI).- El conflicto de los siglos, cap. 42, pp. 641, 642.