SIEMPRE ORANDO
“Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia” (Efe. 6:18).
¿Alguna vez has intentado orar siempre, veinticuatro horas al día, siete días a la semana? No creo que este versículo signifique que debamos estar orando i cada segundo; pero sí creo que Pablo nos está animando a vivir con una mentalidad de oración. Esto quiere decir que buscar a Dios en oración debe sernos tan natural como el respirar. Es fácil buscar a Dios cuando hay una crisis en nuestra vida o en la de alguien que amamos. Pero si vivimos cada día con una mentalidad de oración, sin importar la situación, la persona, el evento o el lugar, la oración debiera sernos espontánea y fácil.
Piensa en Nehemías, el copera del rey Artajerjes. Nehemías llevó vino al rey, pero estaba tan triste por noticias perturbadoras que había escuchado sobre Judá, que el rey lo notó y le preguntó cuál era el problema: “¿Por qué está triste tu rostro?, pues no estás enfermo” (Neh. 2:2). Nehemías le dijo lo que había en su corazón, y el rey, que evidentemente apreciaba a Nehemías, le preguntó qué podía hacer para ayudarlo. La primera respuesta de Nehemías fue no compartir una lista de preocupaciones con el rey sino, como dice el versículo 4, encomendarse al Dios del cielo. ¡Increíble! Nehemías tenía la atención del rey, con quien podía compartir su perturbado corazón; pero antes de abrir su boca para responderle, oró.
Este es un ejemplo perfecto del significado de orar en todo momento. Nehemías vivía con una mentalidad de oración; tenía una relación tal con Dios, que acudir a él en oración era sencillo.
¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras vidas? A mí me ha llevado práctica. He tenido que aprender cómo acudir a Dios en oración en cualquier momento. Recordarme a mí misma que Dios es la Fuente de toda sabiduría, respuesta, consuelo, fortaleza, ¡y tanto más! Así que, memoricé versículos de la Biblia sobre la oración. Puse pequeñas tarjetas con versículos sobre la oración en el espejo del baño, en mi escritorio y en mi auto. Hacer esto mantuvo mi mente enfocada en la oración, y me encontré a mí misma orando por las cosas grandes y pequeñas de cada día.