Domingo 15 de abril “El lado positivo” Meditacion para damas

El lado positivo

“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Rom. 8: 28).

Hace unos años, escribí una lectura devocional sobre mi hermana Barbara. Ella se había casado, pero cinco meses después, su esposo, Peter, murió de un ataque al corazón. Recuerdo cómo me sentí en ese momento y que me preguntaba: ¿Qué cosa buena puede salir de todo esto?

Antes de la muerte de Peter, hablaba con mi hermana ocasionalmente. Yo era la que siempre mandaba regalos y tarjetas, y mantenía abiertas las líneas de comunicación. Podían pasar seis meses o más, hasta que me devolvía una llamada telefónica. Cuando finalmente me llamaba, teníamos una linda conversación y parecía que no habían pasado tantos meses cuando, en realidad, sí había pasado mucho tiempo. Sin embargo, luego de la muerte de Peter, las cosas cambiaron. Mi hermana comenzó a llamarme varias veces por semana. Disfruté de conocerla mejor. Si le dejaba un mensaje, me devolvía la llamada a las pocas horas o días.

Un día, cuando Barbara me llamó, me dijo que se sentía rara, le picaban los pies y tenía manchitas en la piel. Le pregunté dónde estaba, y me dijo que había estado corriendo en la playa y luego se había tomado un Benadry. Ahora se encontraba en su auto, camino a su casa. Imaginé que la crisis había pasado y comenzamos a hablar sobre otras cosas. Durante la conversación, me comentó que se le estaban hinchando los ojos. Le pregunté cómo sentía la garganta. “Siento como que si tuviera algo allí”, me respondió.

Con mucha calma, le dije que tenía que ir de inmediato a la sala de emergencias más cercana. Me dijo que estaba a ocho kilómetros. Su voz estaba cambiando, haciéndose más gruesa. Oré silenciosamente. Pareció una eternidad, pero finalmente llegó. Todavía tenía la comunicación abierta cuando escuché las puertas corredizas abriéndose mientras entraba en la sala de Emergencias. Escuché muchas voces diferentes y se cortó la comunicación. Pasaron varias horas hasta que pude volver a hablar con mi hermana. Entonces, me explicó que había tenido una reacción alérgica a algo. Me contó que una de las enfermeras le dijo que casi había muerto y le preguntó cómo supo que tenía que ir a un hospital. Barbara le respondió: “Mi hermana me dijo. Ella sabía”.

Siempre estaré agradecida a Dios por ayudarnos a mi hermana y a mía estar conectadas, y por cuidar de ella. Es increíble cómo la tragedia puede convertirse en triunfo. Solo se trata de buscar el lado positivo en cada nube.

MARY WAGONER-ANGELIN

Radio Adventista

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