Domingo 14 de Julio – RELACIONARSE ES UN MANDATO DIVINO – DM. Adultos

RELACIONARSE ES UN MANDATO DIVINO

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34).

 Desarrollar buenas relaciones interpersonales es un arte que necesita ser cultivado de rodillas. Si eso no ocurre, el efecto del pecado nos hace más egoístas, individualistas, críticos, competitivos y aparta a las personas. La situación se hace aún más desafiante en este tiempo de relaciones virtuales y superficiales, en el que las personas se conectan solamente cuando lo desean, como quieren, donde quieren y para mostrar lo que quieren.

Solamente Dios puede ayudarnos a construir relaciones saludables y equilibradas. Sobre eso, Elena de White enseña: “Cuanto más nos acerquemos a Cristo tanto más cerca estaremos uno del otro” (El hogar cristiano, p. 147). Hay una relación directa entre la manera en que nos relacionamos con Dios y la manera en que nos relacionamos con las personas. Una cosa deberá afectar la otra.

Por eso, Jesús estableció las buenas relaciones como un mandamiento. Fue muy claro al definir el modelo de amor que tenemos que tener con el prójimo: “como yo los amé”. El asunto es más serio de lo que parece. No es una cuestión relacionada con que te guste quien tú quieras y rechaces a quien no te agrada. No es un tema de impulso personal, de ser generoso con quien nos pueda retribuir, sino de amar sin barreras ni intereses.

Además de hacer la vida mucho más feliz, las buenas relaciones también son un poderoso testimonio misionero y revelan cuánto habita en el corazón el Espíritu Santo. Por eso, Dios toma tan en serio este tema y la Biblia menciona tantos otros mandamientos que abarcan las relaciones. Conoces algunos de ellos: “Vivan en paz y armonía unos con otros” (Rom. 12:16, PDT); “Ámense también ustedes unos a otros” (Juan 13:34, RVC); “Vivan siempre en armonía” (Rom. 12:16, TLA); “Ya no nos juzguemos más los unos a los otros” (14:13, RVR 1995); “Llevad los unos las cargas de los otros” (Gál. 6:2, LBLA); “Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente” (Efe. 4:32, DHH); “Sométanse unos a otros” (5:21); “Estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil. 2:3); “Oren unos por otros” (Sant. 5:16, RVC).

Ama a las personas como Jesús las amó, y de esa manera tus relaciones reflejarán el Mandamiento del Señor. Cuando enfrentes dificultades con relación a esto, recuerda: la oración abre la puerta de cualquier corazón.

Radio Adventista

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