LA HIJA DEL FARAÓN ADOPCIÓN DE AMOR
Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué. Éxodo 2:10.
El versículo bíblico de hoy destaca una hermosa virtud de la hija del faraón. Por amor decidió completar el plan de adopción que había trazado hacía pocos años cuando había rescatado del río a un bebé. Ahora el niño había crecido y ya no requería los cuidados inmediatos de la infancia. Debía comenzar su vida en el palacio. Ese fue un día de celebración para la princesa, y de tristeza para la verdadera madre del niño; pero me parece que ambas comprendían que esos eventos de alguna manera llevaban el sello de la Providencia. El niño no tendría carencias, estaría seguro y sería enseñado por los mejores maestros y eruditos de la cultura egipcia.
La princesa presentaba a su hijo con orgullo ante la corte real y ante el pueblo. Sabemos que Dios tenía otros planes para el niño, pero ahora era el tiempo de que la hija del faraón disfrutara a su hijo.
La adopción, cuando se realiza por los motivos correctos, es un sorprendente acto de amor. La madre adoptiva desborda afecto, cuidados y recursos hacia un ser en principio ajeno a ella, pero entrelazado por fuertes vínculos de aceptación, ternura, felicidad y, por supuesto, amor. La madre adoptiva se responsabiliza por el bienestar y el futuro de la criatura, ¡y este viene a convertirse en un hijo propio! La princesa supo desempeñar muy bien su papel de madre, porque el niño llegó a ser una figura importante en el reino; algunos aseguran que estaba destinado a ser el próximo faraón.
En este sentido, la hija del faraón llega a representar una faceta de Dios dentro del plan de salvación. Fue Cristo quien entregó su vida para que tuviésemos esperanza de ser “adoptadas” como hijas de Dios en el reino de los cielos. El ángel vencido intenta privarnos de la vida eterna, desea anegarnos en el río de esta vida, pero no desmayes: ¡Jesucristo ya firmó con amor eterno nuestro registro de adopción! –LF