Domingo 10 de Noviembre – RELIGIÓN – Devocion Matutina para Jóvenes

RELIGIÓN

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15.

Te ha tocado vivir en una época de gran confusión social. Hoy la gente no sabe cuál doctrina política es mejor para convivir en paz y prosperidad. Es una época de gran confusión moral, pues mucha gente duda de qué sexo es. Sobre todo, es una época de gran confusión religiosa.

Los dioses de Oriente son infinitos, pero no personales, y los dioses de Occidente son personales, pero no infinitos. Solo el Dios de los cristianos es infinito y personal. Nuestro Dios habita en el Santuario celestial, muy lejos de este mundo. Pero también está presente, aquí, en el quebrantado y humilde de espíritu. Eso le dijo Isaías a Judá, la idólatra, luego de anunciarle su condenación a causa de las injusticias que cometía y las abominaciones que practicaba.

Es cierto que Dios iba a entregar a su pueblo apóstata en manos de los caldeos, pero también es cierto que tendría misericordia de ellos y los rescataría del cautiverio. Y habitaría en el corazón de los humildes. Este es el Dios que tú necesitas. El Şer más poderoso del universo, y el más amoroso y cercano. Por eso, la nuestra es la religión verdadera.

Según la creencia de los orientales, sus dioses dominan todo el mal, así como el bien, pero no son personales. Por eso tienen millones de dioses. Los dioses de Occidente, las deidades griegas y romanas, eran personales, pero no infinitas. Zeus y Júpiter estaban limitados a un cuerpo. Prometeo burló a Zeus y le robó el fuego. Los dioses griegos pelearon en la guerra de Troya como si fueran hombres. No eran omnipotentes porque no eran infinitos. Neptuno era el dios romano del mar, solo del mar, no de la tierra ni del cielo. Los judíos ortodoxos y los musulmanes le temen al Dios Omnipotente y lejano porque no lo reconocen en Jesucristo.

El Dios de los cristianos es infinito y personal. Es el Altísimo, el que rige su creación; pero es también el que se inclina ante el gemido del que sufre, el que sabe cuántos cabellos tienes (Luc. 12:7), el que no ignora cuando un pajarillo cae a tierra (Mat. 10:29). Ese Dios que gobierna el universo está llamando a la puerta de tu corazón. Invítalo a entrar y experimenta el gozo de la salvación.

Radio Adventista

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