Domingo 10 de Mayo – EL CAMINO A LA PACIENCIA – Devocional Adultos

EL CAMINO A LA PACIENCIA

«Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia» (Romanos 5:3).

George Goodman (1821-1908), célebre teólogo y profesor de Biblia inglés, recibió en una ocasión la visita de uno de los seminaristas que estaban a su cargo. El joven pidió ansiosamente que orara por él.

-Señor Goodman, deseo que ore usted para que tenga paciencia.

El experimentado erudito, poniendo la mano en el hombro de su alumno, le invitó a arrodillarse y en su oración repitió en varias ocasiones:

—Padre celestial, concédele tribulación.

Al concluir la plegaria, y sin haberse puesto en pie, el joven se apresuró a decir:

— Pastor, ¡lo que realmente necesito es paciencia!

Sin más pausa, el clérigo comenzó a orar otra vez y en su súplica volvía a repetir:

-Señor, concédele tribulación.

Dándose por vencido, el estudiante de teología se despidió diciendo:

-Gracias, Sr. Goodman, pero no deseo tribulación, ¡lo que necesito es paciencia! Con una sonrisa amable, Goodman abrió la Biblia y leyó Romanos 5:3.

Tan solo hace unos años nadie se impacientaba al esperar una carta que tardaba varios días en llegar; nadie protestaba porque una transferencia bancaria se demorara dos semanas o por tener que esperar varios días para revelar unas fotos. Hoy, cualquiera de esas gestiones puede hacerse en segundos. Y si, por alguna razón técnica, el resultado se demora unos minutos, nos irritamos y parecemos incapaces de apartar de la mente las ansias de tener el resultado ¡ya! Parece que hoy más que nunca en el pasado la paciencia es una gran necesidad. Fenómeno curioso: los avances tecnológicos que por su eficacia deberían aplacar nuestra impaciencia parecen acrecentarla.

El mensaje bíblico de hoy nos recuerda que uno de los grandes dividendos de la tribulación es precisamente la paciencia. Todos sabemos que se consigue mucho más y se llega mucho más lejos si trabajamos de forma constante y a un ritmo equilibrado, pero pocos cuentan con la paciencia para optar por esa vía. El apóstol Pablo conocía en su propia carne una larga lista de adversidades, barreras, sufrimientos y afrentas. Por experiencia afirma que la tribulación produce paciencia; «y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza» (vers. 4).

Todos necesitamos una medida adicional de paciencia. Por lo tanto, si estás pasando por dificultades, problemas o adversidades, piensa que esta puede ser la mejor oportunidad para fortalecer tu paciencia y, al final, pasada la tribulación, acabar asemejándote más al carácter de Jesús.

Radio Adventista

View all contributions by