DON REINEKE
¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer! Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio. Proverbios 4:7.
“iQue estudien los burros!”, pensaba Don Meineke cuando tenía 16 años de edad. Abandonó la escuela y consiguió empleo en la General Motors en Dayton, Ohio.
Su trabajo consistía en quitar la goma excesiva de los amortiguadores. Noche tras noche, aquello era la misma rutina. Aun la escuela no estaba tan mal, después de todo. Aburrido por el trabajo monótono y repetitivo, Don decidió hacer algo mejor.
-¿Qué estás haciendo allí parado, muchacho? -le preguntó el capataz cuando lo encontró soñando despierto con un mejor empleo-. Hay mucho trabajo que hacer. ¡Adelante!
-¡Estoy harto de este trabajo! -Don tiró un trozo de hule al piso- ¿Por qué no me promueve? ¡No quisiera pasar el resto de mi vida haciendo esto!
-Y bien, muchacho… -dijo el capataz encogiéndose de hombros- ¿qué más sabes hacer?
Mientras el hombre se alejaba, Don movía la cabeza en señal de resignación. El capataz tenía razón. La verdad era que no sabía hacer otra cosa. Empleos aburridos, que no requirieran gran habilidad, era lo único a lo cual podía aspirar sin una educación. Esa mañana marcó su tarjeta por última vez. Cuando la Preparatoria Wilbur Wright abrió sus puertas para el nuevo curso escolar, Don Meineke estaba allí para continuar sus estudios.
Después de graduarse de la preparatoria, Don llegó a ser jugador profesional de baloncesto, en primer lugar para los Pistones de Fort Wayne y después para los Royales de Cincinnati. Después de jugar baloncesto durante cinco años, Don se convirtió en un próspero hombre de negocios. Nada de ello le hubiera sucedido si no hubiese decidido seguir el consejo del sabio Salomón de buscar el conocimiento, la sabiduría y el entendimiento. Sin una educación, Don podría haber pasado la vida entera en un trabajo aburrido, monótono y de poca satisfacción.
Dios tiene un lugar en su obra que será provechoso para ti y una bendición para los demás. Para hacerlo, necesitarás sabiduría, conocimiento e inteligencia. Por eso es sumamente importante que prosigas al máximo tu educación. Trabajemos arduamente en lo que hacemos. Hagamos lo mejor que podamos, para la honra y gloria de Dios. Estás construyendo tu futuro.