OBEDECER SIN CUESTIONAR
“Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo” (Génesis 22:3).
La orden de Dios parecía demasiado extraña para Abraham, pero no era la primera vez que recibía un pedido así. Cuando decidió salir de la casa de su parentela, el patriarca aprendió a confiar completamente en el Señor. Y nunca fue decepcionado.
Desde la primera vez, Abraham podría haber cuestionado las órdenes del Señor. Tendría razones humanas para hacerla. “I…] él podría haber razonado y puesto en duda el propósito de Dios. Pero mostró que tenía perfecta confianza en que Dios lo estaba guiando; no se preguntó si iría a una tierra fértil, agradable, o si se sentiría cómodo allí. El salió según la orden de Dios. Esta es una lección para cada uno de nosotros” (En los lugares celestiales, p. 114).
Sin embargo, el pedido era aún más difícil: sacrificar al Señor al hijo de la promesa. Otra vez, Abraham obedeció sin cuestionar. Podría haber argumentado, mostrando que la orden era irracional, que pondría en duda la promesa del heredero y de la gran nación; que Dios sería mal interpretado, como un soberano arbitrario y cruel que pide el sacrificio de hijos inocentes. Tendría muchos argumentos para discutir con Dios y mostrar la falta de lógica de su orden.
A pesar de todo, Abraham había aprendido que por detrás de toda orden divina, por más extraña e ilógica que parezca, hay una bendición.
Entonces, sin cuestionar, el padre de la fe “se levantó muy de mañana, […) y fue al lugar que Dios le dijo”. No hubo discusión ni un largo período de dudas.
¿Algunos pedidos de Dios te parecen extraños? Quién sabe si es testificar a alguien demasiado difícil, dejar un empleo o los estudios por serle fiel. o ir a una región peligrosa del mundo para predicar el evangelio.
Para cada persona Dios tiene un desafío. Algunas veces, necesita de ti y te coloca en el frente de batalla. Otras veces, tú eres quien necesita una experiencia espiritual más intensa, y el Señor solamente te da una Oportunidad.
Con Dios, lo importante es obedecer sin cuestionar. Así como Dios fue con Abraham, él también irá contigo hasta el fin.