Domingo 08 de Octubre del 2017 – A TIEMPO – Devoción matutina para Jóvenes

A TIEMPO

“Vuelve a determinarse un día, ‘Hoy’, al decir después de tanto tiempo, por medio de David. Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan su corazón” (Hebreos 4:7, RVC).

La puntualidad en los trenes de transporte público es imprescindible para respetar al usuario, que organiza su agenda diaria alrededor de sus horarios; pero, fundamentalmente, para evitar accidentes. El accidente del 8 de octubre de 1952 sorprendió a todos. Supuestamente, los cultores mundiales del transporte en trenes no deberían sufrir fallas letales en su trazado público local. Pero así fue.

Al menos 112 personas murieron y 340 quedaron heridas en el peor choque de trenes de Inglaterra en tiempos de paz. Una formación que viajaba desde Tring hasta Euston estaba por dejar la estación de Harrow y Wealdston, cuando un tren expreso con dirección desde Perth hasta Londres lo chocó desde atrás. Segundos más tarde, un tercer tren chocó a ambos.

¿Cuál fue la causa? Una falta de coordinación, y también que el maquinista del primer tren que embistió ignoró dos luces rojas de emergencia, que indicaban detenerse o aminorar la marcha y siguió su curso. En un sistema ferroviario tan complejo como el de la ciudad de Londres y alrededores, la seguridad depende de la coordinación exacta de los tiempos entre cada tren. No existe lugar para demoras ni premuras. Hay un tiempo para acelerar y otro para frenar. Y la vida de miles de pasajeros depende de respetar estos tiempos.

El sabio Salomón nos aclara que hay un tiempo para todo en este mundo: “Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar. Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse. Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo para guardar y un tiempo para botar. Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz” (Ecl. 3:2-8, NTV).

La Biblia también presenta que hay una sola cosa que siempre tiene un tiempo propicio: la salvación; el día de salvación es HOY, y el momento de salvación es AHORA. El futuro no nos pertenece y, mientras dure el tiempo de gracia, tenemos el perdón a disposición. No desaproveches esta oportunidad hoy. Entrégate sin medidas a Cristo. El mañana puede nunca llegar.

Radio Adventista

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