Martes 3 de agosto 2016. Devoción matutina damas – Hagamos nosotras lo mismo
«Llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Jesús estuviera hablando con una mujer» (Juan 4:27).
“No hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, todos somos uno en Jesús”. El apóstol Pablo
HAGAMOS UN VIAJE en el tiempo y situémonos dos mil años atrás, en la Palestina del siglo I d. C. Para aquel entonces, y en aquel lugar como prácticamente en todas las culturas hasta la fecha, la mujer era algo así como un cero a la izquierda. Fuentes judías de la época recogen que en todos los aspectos eran consideradas inferiores a los hombres.* De hecho, se aconsejaba a los hombres que hablaran poco con ellas (incluidas sus esposas). Las mujeres vivían lo más alejadas posible de la vida pública, y tenían acceso a un área muy restringida del Templo reservada para ellas. Socialmente, ser mujer era parecido a ser esclavo. ¿Te imaginas a ti misma en un contexto así?
Ahora visualiza que, tras años de una existencia marginada, aparece en escena un hombre que no te discrimina por ser mujer. Un hombre que no solo predica la igualdad de todos los creyentes, si no que lleva ese concepto a la práctica. Entre sus seguidores, hay mujeres (Mat. 27: 55); en sus viajes, se detiene para hablar de tú a tú con mujeres acerca de la salvación (Juan 4: 4-30); cuando está enseñando a hombres, pone a mujeres como ejemplo de lo que hay que hacer (Mar. 12:41-44); entre sus amigos más íntimos, hay dos mujeres, en cuya casa se queda a veces (Luc. 10: 38-42); en sus discursos, menciona a mujeres de una manera favorable (Mat. 25: 1-13); permite que mujeres se sienten a sus pies en una relación maestro-discípula restringida hasta el momento a los hombres (Luc. 10:38); hace milagros a favor de varias mujeres (Mar, 1: 29-31; Mat. 9:19-22; Mar. 7: 2430; Mat. 9: 18-25); defiende los derechos de las mujeres (Mar. 10: 2-12; Juan 8: 3-11); las primeras personas a las que se aparece tras su resurrección son mujeres (Mat. 28:4-6). ¿No crees que tu autoestima, tu sentido de pertenencia y tu esperanza se renovarían por completo gracias a este Jesús?
Así como nosotras, las mujeres, hemos ganado mucho gracias a la influencia de Jesús, muchas personas están esperando a que les devolvamos su sentido de valía personal a través de un trato digno, acogedor, cariñoso, respetuoso… y de que seamos valientes por ellas. Vayamos, y hagamos nosotras lo mismo.