Martes 1 de noviembre 2016. Devoción matutina damas – “El Hijo”
«El que tiene al Hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no la tiene» (1 Juan 5: 12).
“El Hijo de Dios se hizo hombre, para que los hombres pudieran ser hijos de Dios”. C.S. Lewis
«¿QUIÉN LANZA UNA oferta por este retrato del hijo?», preguntó el subastador. Y a la pregunta le siguió un silencio. Entonces alguien gritó: «¡Lo que queremos son los cuadros famosos, deje ese para el final!». Pero el subastador insistió: «¿Alguien da algo por esta pintura? ¿Alguien quiere comenzar la subasta?». Otra voz gritó de nuevo: «¡No hemos venido a ver esa pintura! ¡Comience ya la verdadera subasta!». Pero el subastador continuó: «¿Quién se llevará este cuadro?». Finalmente se escuchó una voz desde el fondo: «Yo ofrezco diez dólares por el cuadro del hijo»; era el jardinero del pintor fallecido, que durante años había servido al pintor y a su hijo. Siendo un hombre muy pobre, aquello era todo lo que podía dar. «De acuerdo, tenemosdiez dólares, ¿quién da más?», preguntó el subastador. «Denle ese cuadro a este hombre por diez dólares, nosotros solo tenemos interés en las pinturas valiosas», exclamó alguien. A pesar del enfado de la gente, el subastador preguntó de nuevo: «¿Alguien da más?». Y entonces dio un golpe con su martillo. «A la una, a las dos, y a las tres, ¡vendido por diez dólares! Y con eso, damos por finalizada la subasta. Según el testamento del prestigioso pintor, el comprador del retrato de su hijo se lleva la colección entera».
Este relato de autor desconocido nos lleva hoy a reflexionar sobre qué lugar ocupa Jesucristo en nuestra vida. «Examinaos a vosotros mismos —leemos en las Escrituras—, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros?» (2 Cor. 13:5, RV95). ¿Está Jesucristo en nuestra vida o simplemente sabemos quién es pero no lo experimentamos de forma real? Recuerda que, el que se lleva al Hijo, se queda con todo.
«Aunque conocemos a Cristo en cierto sentido, es decir, que es el Salvador del mundo, es mucho más que eso. Debemos tener un conocimiento de Cristo Jesús y una experiencia en él, un conocimiento experimental de Cristo, qué es él para nosotros y qué somos nosotros para él. Esta es la experiencia que todos necesitamos. Ahora bien, yo no la puedo tener por ninguno de ustedes, ni ustedes la pueden tener por mí» (Cada día con Dios, p. 211). Solo tú la puedes tener por ti misma.