Miércoles 26 de octubre. Devocion matutina adultos – “Los reclutas – 4”
«Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio». Salmo 144: 12, NVI
ENTONCES, ¿CÓMO movilizamos a esta generación de jóvenes dentro de la comunidad de los elegidos? Veamos siete maneras sencillas de cambiar espiritualmente la vida de los jóvenes.
- Pídele a Dios que te convierta en su mentor. En su libro Lost and Found: The Younger Unchurched and the Churches That Reach Them, Ed Stetzer nos recuerda: «Demasiados jóvenes no tienen a quién recurrir en lo tocante a los asuntos difíciles de la vida (la fe, el matrimonio, la vida y el trabajo) y también en cuanto a las cuestiones prácticas de la vida (cambiar el aceite del automóvil, preparar la declaración de impuestos, hacer que mi presupuesto funcione, preparar un curriculum vitae) […]. Las iglesias que establecen conexiones entre las generaciones pueden ser cuerpos maravillosos de creyentes que se respeten mutuamente en todas las facetas de la vida de congregación» (pp. 134, 135). Me ha sorprendido la cantidad de universitarios que me han dicho: «Invítennos a sus hogares. Queremos estar alrededor de adultos de más edad en cuyo consejo podamos confiar». Sé mentor.
- Profundiza con ellos. Equivocadamente damos por sentado que los jóvenes no están interesados en un pensamiento serio ni en la verdad, que solo quieren jugar. No es así. Quieren pensar, y quieren pensar con profundidad. Así que ábreles tu hogar un viernes de noche. Comparte un estudio bíblico. Invítalos a incorporarse a tu clase de escuela sabática.
- Modélales tus valores. Cometemos un error al pensar que debemos vestirnos como ellos, hablar como ellos, comportarnos como ellos para influenciarlos. Es al revés. Quieren que seas «un viejo carroza» que articule una convicción intensa y la modele. Comprometer nuestros valores o nuestras normas en un esfuerzo por ganar a los jóvenes es contraproducente. Acabarán discerniendo nuestra hipocresía y la rechazarán. En una encuesta importante, solo el 31% de los jóvenes que no asisten a la iglesia contestó afirmativamente a esta declaración: «Si la música de una iglesia sonase similar a mi tipo favorito de música, sería más probable que yo acudiese» (Stetzer, p. 38). Es decir, siete de cada diez dijeron que no es preciso que imitemos su música para atraer su interés. Álzate en defensa de tus valores y gana su corazón.
- Atráelos a un grupo pequeño. Una sensación de comunidad es muy importante para los jóvenes. Invítalos junto con un par de amigos suyos y tuyos a integrarse en un grupo pequeño. Los perfiles sociológicos revelan que esta generación quiere sentirse aceptada para luego creer. Sentirse aceptado-creer-llegar a ser es la secuencia que puede ganar su corazón para Jesús y su misión por ellos.