Miércoles 10 de agosto 2016 – Audiencia con el Eterno – 4

Miércoles 10 de agosto 2016 – Audiencia con el Eterno – 4 

«Gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias a su poder que actúa en nosotros».Efesios 3: 20, DHH

HOY CONSIDERAREMOS las dos últimas formas en que somos bendecidos como consecuencia del estudio de las Escrituras.

  1. Profesionalmente. ¿Sería inapropiado que Dios bendijese a sus amigos también en su carrera profesional? Pregunta a José, al cual Dios ascendió de consejero carcelario a primer ministro ¡en el transcurso de tres horas (dejando tiempo para darse un corte de pelo y un afeitado tras salir de la cárcel)! Pregunta a David, al cual Dios elevó de humilde pastor de ovejas a gobernante nacional. Pregunta a Ester, a la cual Dios ascendió de huérfana adoptada a reina del Imperio persa.

La Palabra de Dios tiene un impacto profesional en la vida de sus amigos. «Que los jóvenes tomen la Biblia como su guía y tengan la firmeza de una roca en pro de los principios y podrán aspirar a cualquier altura en sus logros.No existe ningún límite al conocimiento que pueden alcanzar. Se puede aspirar cuanto se desee y siempre habrá una infinitud más allá Signs of the Times, 4 de marzo de 1889; la cursiva es nuestra). ¿Y por qué no? Cuando eres amigo del Eterno, ¡el infinito es tu límite! ¿No es eso precisamente lo que quiere decir Pablo en nuestro texto de hoy?

  1. Espiritualmente. «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Sal. 119: 11). Porque el ámbito y la esfera de la Biblia que más nos importan a todos son los espirituales, ¿no? El éxito en este frente es la mayor victoria de la vida. Y la promesa de David es que la Palabra de Dios memorizada es «una poderosa barricada contra la tentación» (La educación, p. 171). Sigue leyendo: «Puedes luchar contra el enemigo, no con tu propia fuerza, sino con la que Dios está siempre pronto a darte. Si confías en su palabra, nunca dirás: “No puedo”» (El hogar adventista, p. 325). ¿Nunca decir: «No puedo»? ¿Por qué no? Porque «todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4: 13). ¿Has leído una promesa de victoria más dinámica que esta? «Gracias a su poder, los hombres y mujeres han roto las cadenas de los hábitos pecaminosos. Han renunciado al egoísmo. Los profanos se han vuelto reverentes; los beodos, sobrios; los libertinos, puros. Las almas que exponían la semejanza de Satanás, han sido transformadas a la imagen de Dios. Este cambio es en sí el milagro de los milagros. Es un cambio obrado por la Palabra, uno de los más profundos misterios de la Palabra» (La educación, p. 155).

«El milagro de los milagros». ¡Quién no lo desea! ¡Saber que Cristo ha prometido abrir de par en par las ventanas del cielo y derramar sus bendiciones sin par e insuperables! ¿Puedes darme una buena razón por la que tú y yo no debiéramos buscar su amistad en su Palabra todos los días de nuestra vida?

Radio Adventista

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