DIOS CONVIERTE LO ORDINARIO EN EXTRAORDINARIO

«Entonces Moisés se dijo: “Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quena”» (Éxodo 3: 3).

LA ZARZA que ardía sin quemarse es un testimonio vivo de que Dios tiene poder para convertir lo ordinario en extraordinario. Él utilizó una zarza, el arbusto más común en el desierto, para mostrarle a Moisés que, al aceptar el llamado, Dios lo convertiría en un instrumento valioso, él transforma lo indigno en digno, y lo impuro, en puro. Dios pudo haber usado la palmera, el cedro o el olivo, pero no fue así. Es la presencia de Cristo en el corazón de los seres humanos que los hace valiosos y útiles.

Cuando Dios llamó a Moisés, cubrió su rostro porque tuvo miedo de mirar a Dios. Más tarde, después de varios encuentros y de ser transformado, anhelaba ver su rostro.

Moisés había asesinado a un egipcio y era tartamudo. A pesar de su carácter violento y ya no ser un muchacho fortachón, Dios lo llamó al camino de la salvación y lo convirtió en un instrumento para su gloria. Al estudiar la vida de Moisés, nos encontramos con que al final de su vida contempló la gloria de Dios, y se menciona que no hubo profeta en Israel como él (Deuteronomio 34: 10), que haya conocido a Dios cara a cara, que hiciera grandes señales y prodigios a la vista de todo el pueblo. Cuando el profeta murió, Cristo y sus ángeles lo enterraron: «Pero no hubo de permanecer mucho tiempo en la tumba. Cristo mismo, acompañado de los ángeles que enterraron a Moisés, descendió del cielo para llamar al santo que dormía» (E. G. White, Patriarcas y profetas, pág. 510). Moisés fue trasladado al cielo después de su muerte, y representa a los santos que resucitarán cuando Cristo vuelva.

Así como Dios transformó a Moisés en un hombre manso y humilde, te ha llamado para convertirte en una persona creyente fiel, llena de gracia divina y del Espíritu Santo, para vivir con él en el reino eterno. Que hoy sientas la presencia de Dios y su influencia espiritual te transforme.