1 de Diciembre – LA ANGUSTIA DEL HOMBRE POR SOBREVIVIR – DM. Adultos

LA ANGUSTIA DEL HOMBRE POR SOBREVIVIR

«No os angustiéis por vuestra vida qué habéis de comer o qué habéis de beber: ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?» (Mateo 6: 25).

ΕS UN GRAN CONTRASTE: el de las cosas materiales con las cosas espirituales. Lo interno con lo externo. El vestido y el alimento. ¿Qué es más importante para ti? ¿Las cosas materiales o las espirituales? ¿Lo de adentro o lo de afuera?

Tal vez lo que desanima es lo que nos rodea. Vemos maldad, odio, tristeza, injusticia, pérdida de valores, lo malo es bueno y lo bueno es malo y lo que tenemos es una sociedad sin sueños, sin fuerzas, sin ganas de vivir. La angustia bloquea la mente porque hace que nos encerremos en nosotros mismos. Es aquí donde Cristo Jesús dice que no nos angustiemos, porque es más importante la vida que debemos salvar. Esa vida creada por Dios y que costó la muerte de Cristo.

¿Por qué nos angustiamos si no podemos cambiar el mundo? Las cosas de la vida vienen como consecuencia de buscar a Dios, de tenerlo a él como el ancla segura de todo. Pensemos en los lirios del campo, en cuán bellos son. Ellos vienen de la creación de Dios, que es hermosa. Por lo tanto, en lugar de perder el tiempo derramado lágrimas, levántate, busca la fuente de todo de lo que la vida se sustenta; de todo lo que es hermoso. De Dios mana la vida, el sustento, el trabajo, la paz y la felicidad. Debemos confiar en que Dios es la fuente de todo y que proveerá para nosotros todos los días. La angustia es desconfianza y la fe es seguridad en Dios.

Digamos como el salmista: «Jehová es mi pastor, nada me faltará» (Salmos 23: 1). Porque la ansiedad atormenta y perturba el gozo en el Señor, la paz del espíritu, el sueño reparador e impide disfrutar de las bendiciones que recibimos de Dios. Sigamos el consejo del apóstol Pedro: «Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5: 7).

Que nuestra dependencia sea absolutamente de Dios y que él provea lo que necesitamos para vivir todos los días.

Radio Adventista

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