Lunes 24 de octubre. Devocion matutina adultos – “Los reclutas – 2”

Lunes 24 de octubre. Devocion matutina adultos – “Los reclutas – 2”

«Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza». 1 Timoteo 4: 12

HACE AÑOS UN JOVEN que trabajaba en una empresa de inversiones de Boston presentó una solicitud para un puesto de alta dirección en un banco de Chicago. El banco de Chicago escribió a la empresa de Boston pidiendo una recomendación, y la empresa de Boston accedió encantada. De hecho, no podían alabar lo suficiente al joven profesional: su padre, escribieron, era un Cabot (un apellido de gran renombre en la historia de Boston); su madre era una Lowell; y más atrás había una mezcla feliz de los Saltonstall, los Peabody y otros miembros de las primeras familias de Boston. Unos días después, el banco de Chicago devolvió una nota a Boston diciendo que la información suministrada era totalmente inadecuada. La nota ponía: «No contemplamos usar al joven con fines reproductivos. Solo para trabajar».

Dios no suscitó esta generación para que se durmiera en los laureles de nuestros pioneros, por admirable que fuera el compromiso que tuvieron con Cristo. Antes bien, Dios suscita una nueva generación joven con apellidos del mundo entero. No con fines reproductivos, sino para la obra del Mesías. ¡Es la mayor misión jamás confiada a una generación! ¿Te acuerdas de la cita de ayer: «Con semejante ejército de obreros como el que nuestros jóvenes…»? Al comienzo de ese mismo capítulo, «La obra de la vida», figuran estas palabras: «El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El que desea lograr verdadero éxito en la vida debe mantener constantemente en vista esa meta digna de su esfuerzo. Esa es la que se propone hoy a los jóvenes. El propósito señalado por el cielo de predicar el evangelio al mundo en esta generación es el más noble que pueda atraer a cualquier ser humano. Ofrece un campo de acción a todo aquel cuyo corazón ha sido conmovido por Cristo» (La educación, cap. 31, p. 237; la cursiva es nuestra).

¿Eres joven? ¿Ha conmovido Cristo tu corazón? Entonces, mi joven amigo, ¡esta promesa y esta pasión son tuyas! El Mesías del cielo está deseoso de reclutarte para su ejército del tiempo del fin.

Estás en este planeta porque el Señor decidió que existieras. Con independencia de aquello en lo que estén centrados tu futuro y tu carrera, recuerda que tu Rey tiene derecho prioritario sobre tu vida: a reclutarte a su lado, a formarte para su misión, y luego a movilizarte al lugar de la tierra en que te necesite. No hay ningún llamamiento más elevado que el suyo, ninguna misión mayor que esta. Entonces, ¿estás dispuesto a alistarte… ahora mismo?

 

Radio Adventista

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